Vayamos por partes. Primero: la decoración. Muy bien elegida. Me encantaron las paredes de ladrillo visto, y los enormísimos ventanales que hacen que el sitio, pese a estar en una calle no especialmente ancha, tenga muchísima luz solar. El mobiliario quizá estaba un pelín forzado, porque es bonito pero si te fijas, es un poco vintage-fake(muchas cosas son de Maisons du Monde, por ejemplo). Sin embargo, eso no quita para que, en general, la cafetería esté muy bien, pese a ser verdaderamente pequeña. Segundo: el público. Lo que es la zona. Está en Chamberí pero pegando a Rubén Darío, así que hay mucha gente que trabaja en oficinas de alrededor(entiendo). Cuando yo llegué, que eran las once y pico, estaba lleno de gente tomando un café, muy animado. Media hora después, casi todos habían volado. Tercero: el servicio. Los camareros no fueron especialmente atentos, pero tampoco es que estuviésemos desolados. Lo que sí que no entiendo es que un lugar de estas características no tenga conexión wifi. ¿Cafetería moderna en el centro de Madrid y sin ofrecer un servicio como ese a sus clientes? No me entra en la cabeza.
Adam S.
Classificação do local: 4 Madrid
Mi esposa y yo fuimos a este café — a justo a la vuelta de la esquina de nuestro piso — poco después de mudarnos de Nueva York. Nos encantó el décor acogedor — simple pero elegante. Los dos camareros de bar son muy simpáticos y pacientes con nuestro español de extranjeros. También nos dijeron que intentaron crear un bar en el estilo neoyorkino — quizás por eso no encantara tanto. Pedimos un plato de queso, que era muy grande y delicioso, y una buena botella de vino. Seguro que regresaremos.