Coqueto local a escasos metros de la Plaza de Olavide. Está apartado de las ruidosas rutas de la ‘marcha’ madrileña. Uno se siente como en casa al poco de ir por el local. Es una zona prácticamente tranquila. Es de los pocos locales que conozco en Madrid que todavía deleitan nuestros oidos con su colección de vinilos ¿Hasta cuando? No lo se, pero que dure. ¿La música? ¡De los 80’s!