Casa Fidel

Aunque lo más famosos son sus croquetas, el jueves es el día del cocido… y no nos han reservado un plato ;(pues otros señores sí han pedido el caldo de primero ! Pero bueno el lugar está bien y la cocina está rica aunque a veces los 13 € sean excesivos compensa hacerse pasar por moderno en el templo de la ciudad que es MalAsaña ;)

Regular. Sitio bonito con encanto pero el personal frio. Pedí una caña y pedí una tapa que era rarisima

Conocía Casa Fidel para comer su riquísimo y casero (¡y barato!!) menú de mediodía, pero en un festivo fui a comer a la carta y quedé aún más gratamente sorprendida con los secretos que ocultaba este local tan castizo.
Resulta que tiene unos platos exquisitos, obviamente más caros que el menú, caserísimos también y hechos con muy buen gusto y cariño. Pedimos 3 cosas para compartir y en plan ligero porque no teníamos mucha hambre pero ¡qué aciertos! Los espárragos trigueros a la plancha estaban tiernísimos, se nota que se habían molestado en comprarlos de buena calidad y sin hebras. Los mejillones al vapor, en su punto. Mis preferidas, las setas empanadas con alioli que parecía casero porque estaba buenísmo.
Además, teníamos una camarera amabilísima que era todo amor.
Sí, Casa Fidel es infalible para el menú –hay que probar sus lentejas– pero a la carta ¡ojito! Que también está MUY bien.

I just had an awful experience at this restaurant and want to write about it while it is fresh on my mind. I ordered from the lunch menu, which was 10,50 euros, which I agree would have been a good deal. The waitress returned to tell me that they were out of the fish and vegetables that I had ordered, but that I could have a different kind of fish, soup and salad instead. When the check arrived it was for 23,00 euros. When I requested an explanation she informed me that i had ordered «a la carte» and therefore I was charged for each item separately (the fish alone was 15,00 euros). When I objected, she insisted that she had told me this. What really bothered me was that this was the only thing she chose to tell me in Spanish; everything else was communicated in English. I did not leave feeling good about this dining experience!

Es uno de esos sitios que nada mas entrar te sientes a gusto, sin mucho ruido, ideal para quedar con amigos y tener una conversación de esas profundas, por ejemplo, «Te acuerdas de Marta Sánchez cantándole a los soldados en el Golfo Pérsico», eso es a lo más profundo a lo que llegan mis conversaciones, hay gente que habla de cine norcoreano, a mi me divierte más Marta Sánchez. Me han hablado maravillas del cocido, pero no fui el jueves que creo que es el día que lo ponen, pero lo que si probé fue una hamburguesa riquísima, que me puede gustar tanto o casi mas que el cocido, y esta ahí con un buen gintonic. Pues eso, se lo recomiendo, y siempre con amigos (de los graciosos. :D).

I had lunch at this very nice restaurant today. It is decorated in an old style 1930s feel and with a fixed menu at 10,50 euros a great deal as the food is incredible. I had lentils and an incredible roasted chicken with roasted onion and potatoes.
The flavours were absolutely fantastic and I’d highly recommend this restaurant. A friend of mine knows the owners and told me that this new restaurant is one of the best around. This review was written in 2008.
I had lunch there last time I was in Madrid ca. 2010 and it was still excellent!!!

Mi amiga Curra, que vive es una española que vive en Bristol, pasa casi más tiempo en Madrid que en su propia ciudad. Especialmente en Navidad, siempre que puede recala en Madrid, e intenta ir a tomarse un cocido a Casa Fidel, porque es una auténtica fanática del cocido, tanto que está pensando en llevarse unos huesos de jamón a la pérfida Albión para poder prepararse un cocido en casa.
Pero dejémonos de historias y vayamos por partes: Casa Fidel es un sitio chiquitito chiquitito en pleno centro de Malasaña, muy cerca de la Plaza de San Ildefonso. Creo que alguien me contó alguna vez que lo llevaba un matrimonio mayor, pero que hace poco han cambiado de dueños. El local sigue siendo más o menos lo mismo, con decoración vintage, y algunos detalles muy buenos, como tener la carta de vino en unas botellas escrita, con precios y todo. Lo único que me chirría un poco son los manteles de hule, que es una cosa viejuna y que a mí, personalmente, me da un poco de repeluco.
Hoy, como era jueves, hemos ido a tomar el cocido que tan loca vuelve a la Curra. Y tengo que decir que muy bien: la sopa estaba muy caliente (quizá un poco densa en fideos, que a mí me han resultado excesivos) y la segunda parte del cocido estaba deliciosa. Había garbanzos para aburrir (yo, con lo que soy y lo que me gustan los garbanzos, he tenido que dejar algunos porque no podía más) y el chorizo tenía pinta de no ir a saber a nada, pero todo lo contrario: me lo he metido en la boca y me ha sabido riquísimo. Hemos comido, bebido e incluso tomado postre por trece euros. Así que fenomenal de precio y de todo.
La Curra siempre cuenta la anécdota de una vez que se cogió el autobús hasta Andalucía después de meterse un cocidazo entre pecho y espalda, y comenta que cayó inconsciente en el autobús y se despertó varias horas después del sopor que le entró. Yo, por mi parte, me he venido a trabajar según hemos terminado, y puedo asegurar que no mentía con el tema del sopor… ¡Tengo una modorra encima que no me tengo!

Habiendo disfrutado de sus menús de mediodía en más de tres ocasiones, debemos decir que el lugar siempre nos ha ofrecido lo que esperábamos de él: comida rica, trato amable y precios razonables. Su ambiente casero no tiene pegas y, salvo que te toque una mesa algo más apretujada que otra, podrás comer tranquilo, en un entorno agradable y sencillo. El famoseo rocanrolero (a veces del duro, a veces del blando) debe pensar como nosotros.

Era un sitio genial, hasta que lo remodelaron. Bueno, eso lo mejoró y tuvo muy buenos cocineros durante un par de años, pero algo ha ocurrido que la cocina de repente tenía mucho que desear las últimas veces que fui. la verdad que me da pena decirlo, y de hecho confío en que fueran malos días, y pienso regresar a cerciorarme y os contaré,
porque es un clásico a la hora de la comida en Malasaña.

Casa Fidel es eso que te imaginas sólo con el nombre. Una casa de comidas, un sitio de esos en los que los dueños se levantan, van al mercado, compran un buen producto del día y te los cocinan como lo harían para sus familiares. Alejado de moderneces y excentricidades. A mí me pusieron una sonrisa los callos a la madrileña y a mi compañía, los pimientos rellenos (11 € cada uno).
Quizá, y por ponerse a sacarle pegas, el sitio sea un pelín pequeño y no terminas de estar cómodo en sus estrecheces, además del habitual problema de que es posible que no tengas sitio para comer si no has reservado.

Restaurante minimalista situado en Madrid.
La decoración es la más mínima con lo cual el local da la sensación de más amplio y sencillo.
A la hora de comer hay menú (completo) por unos 11 euros. Fuera de éste hay una amplia carta donde elegir que puedes comer muy bien por unos 25 euros. Recomiendo la merluza fresca a la plancha y la lasaña.
El camarero que nos atendió fue muy amable y simpático en todo momento estuvo pendiente de nuestra mesa sin agobiarnos.