Hace muchos años, en plenas fiestas del Orgullo, vine aquí una vez. Era tarde, yo estaba hambriento y no veía el momento de comer algo. El kebab me sentó de maravilla. Imagino que los efluvios etílicos prestaron algo de ayuda, y por eso me pareció casi como un manjar. Probablemente, sin embargo, en aquel momento me hubiese comido cualquier cosa que me hubiesen puesto en el plato. Ayer estaba con unos amigos, y varios de ellos tenían antojo de durum. Así que buscamos el sitio más cercano que pudimos encontrar, que fue este. Yo tenía un buen recuerdo, y entramos. Mira que es difícil no acertar cuando te vas a comer un kebab, que tiene que estar muy mal hecho para que no te sepa bueno. Pues bien, ese sitio existe, y está en Madrid. Lo que nos sirvieron ayer, para empezar, era pequeño. El durum más pequeño que he visto en mi vida. Para continuar, estaba más seco que cualquiera que haya pasado varios días en el desierto del Sáhara. Y para finalizar, era casi todo torta: para ver un trozo de carne, prácticamente necesitabas una lupa. Pero lo peor de todo es que el conjunto entero tenía el mismo sabor que chupar una hoja de papel. Una lástima no haberlo sabido antes, porque nos hubiese salido infinitamente más barato hacernos con un buen paquete de folios.
Francisco C.
Classificação do local: 2 Madrid
No soy mucho de Kebab, y menos desde que fui a éste sitio. No se, no me inspira confianza en cuanto a calidad de los ingredientes. Me pareció un poco grasiento y de hecho no me sentó muy bien comer allí. La carta es parecida a la de cualquier sitio de éste estilo, pero me parece un poco grasiento y los ingredientes tampoco destacan por su aspecto. Quizás otro día le de otra oportunidad, y quizás, solo quizás, me guste un poco más.
Iker J.
Classificação do local: 3 Madrid
Lo bueno de este kebab es que pone fin a la clásica discusión de ¿pizza o kebab? Tienen ambos productos. La pizza no la he probado, pero tiene pinta de ser congelada marca Petroleras Internacionales Unidas, pero el kebab no está mal. Como siempre, menús económicos y sonrisas a tutiplén.