El puesto de embutido del Mercado de Las Águilas. No tiene rival. De hecho, poco a poco los demás del mismo tipo han ido desapareciendo ante la imposibilidad de hacerle competencia. Todo aquí está buenísimo. Los tres chicos que atienden son más salaos que las patatas fritas y se dan prisa, así que aunque haya mucha clientela no toca esperar mucho. Tienen un amplio espectro de productos: desde muy buenos a altos precios a otros más asequibles. A mí, por ejemplo, me chifla el salchichón de pavo, que es mucho menos calórico que el de cerdo. Te lo envasan al vacío si lo pides, te lo cortan todo, te lo preparan… son la leche!