Buns and burger

Salí muy contenta! Reservamos para cenar 4 adultos un sábado por la noche. Nos tenían mesa asignada y nos sentamos muy rápido. El local me pareció muy acogedor, on mesas grandes con sillones de hasta 7 personas aprox. Luz tenue pero buena iluminación.
Lo malo es que no disponen de tronas para niños.
La carta es variada pero de comida típica americana, sandwiches, perrito y hamburguesas principalmente. Tanto los sandwiches como las hamburguesas van sin acompañamiento y rondan los 7,50−9,50 €. Aparte tienes los «sides» para completar, como aros de cebolla (que probamos y estaban muy buenos) o patatas fritas (con una ración para dos, está bien).
Pedimos todos hamburguesa. Yo pedi la «Oh la la» con queso camembert, rúcula y mermelada de vino tinto… He de decir que de solo recordarla se me hace la boca agua. BUENÍSIMA. (Quizás me hubiera rematado más haberla pedido hecha porque la pedí al punto y para mi gusto fue poco hecha). El pan es un bollito buenísimo y que no se desmenuza al comerla.
De postre probé el brownie con helado de vainilla, que estaba rico pero tampoco me apasionó.
Es un lugar al que volveré porque me gustó mucho. Aún así vi bastantes niños y sería genial unas tronas y un cambiador en su (amplísimo) baño.

En la incesante búsqueda madrileña de la «hamburguesa perfecta», dimos con Buns (o Buns and Burguer), situado en la calle López de Hoyos, 11. Un local que, si no te fijas bien, puede costar encontrarlo. La enorme palabra «BUNS» colocada a la izquierda de sus escaleras de acceso, te anuncia que has llegado a esta acogedora hamburguesería.
Nacida en el 2013 y con un ambiente un poco «british», Buns ofrece sobre todo comida «americana», a pesar de que su dueño se recorrió más de medio Londres en busca de las ideas y los conceptos para elaborar la hamburguesa sencilla pero más apetecible (según comenta en la página web). La decoración de Buns es sencilla, unas largas mesas con sillas o sillones, iluminación cálida, un estilo ligeramente industrial y todo ello en un ambiente agradable. Quizá si hay demasiada gente en el local puedes pasar calor (como nos pasó a nosotros). Importante, no te dejes engañar, es recomendable reservar, ya que aunque es un local grande, se suele llenar con frecuencia.
La carta del Buns es bastante amplia y apetecible. La oferta no aporta demasiadas novedades, aunque lo importante radica en la calidad de su comida. El día de nuestra primera visita tomamos unos aros de cebolla de entrantes. Ricos, jugosos, eran de cebolla auténtica, con una salsa barbacoa común. Era un buen comienzo. A esto también hay que añadirle que el refresco es también auténtico, nada de refills baratos o de agua con sabores. Otro punto a su favor, la cosa prometía.
Nos metimos de lleno en las hamburguesas, su especialidad. Escogí la Barbacoa (ojo porque no aparece en la carta que hay en la web), una muy sencilla con carne de vacuno (160gr.), bacón, lechuga y polvos de torreznos. Dos cosas a destacar. Primera el pan, espectacular, nada de pan apelmazado, es suave, con una presencia especial, muy rico, tostado y en su punto. Por otro lado, la carne. Aunque soy de los que prefiere carne que al comerla se te deshaga en la boca, no era el caso, pero es igual, la carne estaba muy buena, al punto, jugosa y sabía a carne. El bacon y los torreznos le dan un toque más ahumado.
Es importante mencionar que las hamburguesas no vienen acompañadas de patatas. No es ningún impedimento, ya que las raciones de éstas son abundantes y nada caras (unos 2,30 euros la ración y dan de sobra para dos personas). Aunque fueran congeladas, al menos tenían buen sabor, quizá algunas demasiado fritas (excesivamente crujientes tanto dentro como fuera), pero la impresión fue buena.
Para rematar, nos pedimos un brownie con helado. Sobre el helado poco que añadir, correcto de sabor. El brownie, muy compacto (quizá demasiado), pero estaba igualmente bueno. Como suele pasar con los postres, en un abrir y cerrar de ojos, ya te lo has terminado.
Buns es un sitio recomendable. El trato es muy correcto, amable y atento (aunque con nosotros tuvieron un par de patinazos, pero nada grave). El ambiente es agradable y sobre todo, la comida está muy buena. Es un sitio al que puedes ir a cenar, o incluso a merendar. La relación calidad precio también es correcta. Para hacerse una idea, una cena para cuatro personas, nos salió por unos 70 euros, con 5 bebidas, 4 hamburguesas, 1 entrante, 2 raciones de patatas y 2 postres.
Para l@s padres/​madres, no disponen de tronas, y si llevas carrito, es bastante fácil acomodarlo a alguna de las mesas. Ningún problema. Tampoco hay cambiador en los aseos.

It’s so hard to find good gourmet burger restaurants in Madrid, but this definitely a great place. Delicious burgers, for a great price. Cute restaurant and I love the outdoor seating, staff is very friendly. Location is perfect.
Un lugar perfecto para comer buenas hamburguesas en Madrid, que para a mi se me hizo muy difícil encontrar. Buen precio, y muy amables. En una zona perfecta!

Not great! We went here after a long day of sight seeing for a easy dinner. On a few people were in the restaurant and the décor had a interesting British flavor.
Pro: cheap alcohol, good fries and Friendly service.
Cons: We got the jalapeño and cheese for an appetizer and half of them were cold. I asked for a well done burger after I read another review saying they under cooked their hamburger. It still came out medium rare burger! The bun was wet from the burger juice and very hard to eat. The taste of the burgers is very plain and nothing special.

La razón principal por la que fuimos a este sitio fue porque teníamos muchas ganas de hamburguesa y la verdad que no nos decepcionó!
El sitio está muy cerca de Maria de Molina pero una calle que apenas pasan coches por lo que comimos en la terraza tan a gusto :) de todos modos el restaurante por dentro es bastante amplio con mesas y sillones rollo americano y muy chula la decoración.
En cuanto a la comida, pedimos de entrantes un combo (aros de cebolla, fingers, alitas de pollo…) y unos nachos con guacamole y queso, y la verdad que bastante normalito, de hecho para mi gusto no volvería a pedir el combo demasiado frito y los nachos sin más. Menos mal que el plato estrella me dejó muy buen sabor de boca! la carne excelente y los ingredientes gourmet hicieron que no dejara nada en el plato! Yo me pedí la oh la la y riquísima pero he de reconocer que me costó decidirme. Por último, nos pedimos dos postres, una cookie de chocolate con bola de helado y un brownie, todo a compartir. La verdad que me gustó mucho más la cookie estaba calentita con el chocolate fundido y en contraste el helado de vainilla, vamos que voló no quedo nada en el plato! y el brownie, que tampoco estaba mal pero es el de siempre.
Después de todo esto y para digerir, nos tomamos cafés y un par de copas que la verdad las cargan bastante bien! Acabamos como señores y tengo que destacar el servicio, super amables y muy rápidos! Sin duda cuando vuelva a tener antojo de hamburguesa volveré para seguir probando el resto de la carta.

Una de mis hamburguesarías preferidas. Tienen una selección muy amplia. Y me encanta que nombran una hamburguesa con el nombre de su mejor cliente del año!

I’ve been here several times for lunch. It has a very nice atmosphere, and it was probably the friendliest service I’ve received in Madrid (although maybe that was just the one waitress we had).
I’ve gotten a burger twice. Both times I asked for it very, very well done, and it was probably medium-​rare. It looked the same as those that were meant to be rare anyway; I couldn’t tell any difference. For burgers, Goiko Grill around the corner is definitely a better option (at least it’s more similar to what I’m used to in the states for a burger).
Other times, I have gotten a salad which was very much just okay, and a chicken sandwich which had looked a little pink as well and made me a bit nervous. Wings and fries were good though. Overall, not a bad place, but certainly not my favorite.

Había leído cosas, había visto fotos, pero me daba un poco de pereza, no encontraba momento.
Sobre la marcha estando camino a casa tras una agotadora jornada laboral, con el cerebro derritiéndose surje una cena, no sabemos dónde, Unilocal nos guiará.
Un intento fallido y ponemos rumbo al Buns.
Las hamburguesas son de 160grs, yo sufro con más cantidad, los panecillos son normales, no están tostados, y los precios no pasan de los 10 €, eso sí, no traen patatas.
También hay una gran variedad de entrantes, ensaladas, carnes, sándwiches…
Los dobles de cerveza (creo que es el tamaño que sirven por defecto) 3 €, de Mahou.
El local es amplio y agradable, el trato rápido y atento.
No entra en mi top de la capital pero es una opción.
Pendientes los champis rebozados =)_​_​

Como resultado de una propuesta improvisada de cena y por designios del destino (la idea primigenia era ir al Goiko Grill, pero hacía falta reserva) y la aplicación de Unilocal.aquí acabamos una afamada Unilocaler y yo.
La verdad es que el local es enorme y parecía que no, pero al final se medio llenó. Aunque al principio no había mucho jaleo y nos dejaron sentarnos en una mesa para 6.
Sobre la comida… las comparaciones son odiosas, pero después de probar la Kevin Bacon del Goiko me cuesta valorar otras cosas. Mirando la carta, no muy extensa, por cierto, yo pedí la Truffle por aquello de la mayonesa que lleva. La verdad es que el pan no era muy allá, no era dulce, pero no me acabó de encantar. La carne estaba buena y su punto perfecto, no así el de mi compañera de mesa. Ambos pedimos las hamburguesas al punto y no coincidieorn.
Lo que menos me gustaron fueron las patatas. Excesivamente grasients y blandurrias, nada de crujientes.
Lo que más, la atención, bastante rápida.

Tremenda decepción. Después de tanto que se ha hablado de este sitio nos decidimos a ir. Pedimos:
Nachos: muy buenos ¹⁰⁄₁₀
Hamburguesa truffle: seguramente cometí el gran error de pedir cebolla caramelizada que estaba aguada y no sabia dulce. El tamaño es aceptable, pero como vayas con hambre o comas mucho te quedas a 2 velas. El pan esta muy bueno y edponjoso. La carne se nota que es de calidad. La mayonesa de trufa no la encontré y la hamburguesa viene sin patatas… ⁴⁄₁₀
Aros de cebolla: muy buenos ⁷⁄₁₀
Mi recomendación? Ni se os ocurra pedir cebolla caramelizada es horrible!!!

Me gusta mucho el Buns and Burger porque es muy bonito en su sencillez y porque me flipan los champis empanados a la perfección, descubrimiento que probé por primera vez en Chicago y que harto me congratula que los tengan cerca de casa. Y, bueno, qué decir de la cookie gigante con helado… ¡Madredelamorhermoso, qué placer más grande!
Las hamburguesas son estándar, de 160 g, y están bastante buenas, pero prefiero las de Goiko o Bentley’s, aunque no desmerecen. Los precios son bastante correctos para la zona: ayer éramos tres cenando y pedimos dos entrantes (incluyendo patatas, que no vienen con la hamburguesa), tres hamburguesas, tres bebidas y un postre y pagamos 15,20 € por cabeza.
Trato amable y local muy amplio. Sin duda, merece la pena.

Me parecio una hamburgueseria actual, el diseño del local me gusto, exceptuando los manteles. Buena calidad-​precio, no necesitamos reserva previa, todos los meses ponen una hamburguesa del mes, la de este mes era de cerdo iberico, buenisima la carne, precio 9,50 €, la atencion tanto en mesa como en recepcion muy buena, recomiendo el sitio.

Very impressed with this place, it is definitely different from any other burger place in the city — for me it goles one step forward!
Starting with — burgers are simply great. You can taste the good quality behind the ingredients. I like that they have a monthly burger so you can try new things every new time you go.
Starters — OMG chicken wings properly made in Madrid! Best wings I have tasted in Madrid. Onion rings and jalapeños are also a good plus
Dessert — very good variety of cakes, tried cheese and chocolate and could not be better

Después de ver que varios Unilocalers amigos habían valorado el Buns tan bien, no me quedó otra opción que ir a comprobarlo por mí misma. Desde luego, ¡no se equivocaban! La decoración (con ciertos toques hipsters) llama la atención desde que uno entra al local que, además, es bastante espacioso (perfecto para grupos).
Todos los meses tienen una burger especial fuera de carta. Cuando nosotros fuimos, era la Oh la la, una maravillosa hamburguesa con camembert fundido, mermelada de vino tinto y rúcula. El punto de la carne, además, lo tienen muy conseguido.
Las hamburguesas vienen sin guarnición, así que si te apetecen unas patatas deberás pedirlas aparte. Las de gajo nos decepcionaron un poco, pero las normales no están mal. Además, pedimos como entrante unos aros de cebolla (que no nos convencieron por su rebozado) y unos jalapeños rellenos, que estaban riquísimos (picaban, pero no demasiado). Como detalle a tener en cuenta, al principio nos los trajeron fríos, lo dijimos y nos lo cambiaron sin problemas. Para compensar, nos regalaron unas patatas fritas. Son ese tipo de detalles los que hacen que un sitio gane o pierda puntos. En este caso, recuperaron los puntos perdidos y consiguieron algunos más.
En resumen, un lugar perfecto para los amantes de las hamburguesas, ideal para ir en grupo o en pareja, para almorzar, cenar o ir a media tarde a ver el fútbol (¡tienen pantalla grande y combinados!).

La primera vez que estuve en Buns fue en un sarao y la comida me encantó, pero nunca estás segura de si todo está así de rico porque es un día especial o porque siempre es así.
Para comprobarlo, fuimos el viernes pasado a comer allí. La carta no es muy extensa y eso se agradece, se ve que dan importancia a la carne sin necesidad de ponerle muchas florituras. Me decanté por la clásica buns (con bacon y queso) y la pedí poco hecha. Vino perfecta, la carne jugosa, cocinada tal y como la había pedido y los acompañamientos le iban de lujo.
Las patatas se piden por separado (bueno, patatas o lo que quieras, claro) y nosotras pedimos unas patatas con piel estilo gajo con una salsa alioli muy suave que sirven aparte.
Las camareras fueron muy agradables en todo momento y no tuvieron prisa porque nos fuéramos, cosa que siempre agradezco en un local.
Esa manzana se está llenando de locales muy recomendables, y buns no se queda atrás.

En mi afán incansable de comer hamburguesas he llegado al Buns, gracias a las recomendaciones de un Unilocaler todo hay que decirlo.
El sitio es súper amplio y la decoración me gustó bastante, además los asientos son súper cómodos, algo que quizás el Goiko Grill (restaurante a la vuelta de la esquina de hamburguesas increíbles) no lo es.
Las camareras tienen un rollo divertido, parecen que están vacilando con la clientela pero sin llegar a molestar, cosa que lo hace bastante peculiar y divertido bajo mi punto de vista.
Y ahora hablemos de la comida que es lo que nos importa!
De entrantes pedimos nachos, que estaban verdaderamente deliciosos, y patatas y aros de cebollas (cada ración es como para dos personas), que no eran una cosa del otro mundo, aunque tampoco suspenden. De segundo me pedí la hamburguesa Veggie, que siento decir que no fue nada especial. La hamburguesa lleva cebolla caramelizada y setas y creo que no combinan muy bien en la hamburguesa, además aunque la carne estaba deliciosa, le falta el toque a la parrilla que tanto me gusta de otros sitios.
Y de postre me pedí la tarta de manzana que sin duda ha hecho que el restaurante consiguiera 4 estrellas y no 3 como tenía pensado, porque estaba deliciosa!!!
De precio no es caro, pero por ejemplo la hamburguesa viene sin patatas cosa que creo que es un ultraje jajaja.
Siento decir que es difícil en una ciudad con tantas hamburgueserías tan buenas como Madrid no dejar un sabor de boca bueno al cliente porque al final eso es lo que hace que la gente vuelva. Y yo aunque salí contento no creo que vuelva al Buns.

En esta parada del Burger Tour hemos estado en este sitio tan majo que queda justo a espaldas de Goiko Grill (una de las paradas anteriores). El local es bastante agradable, aunque confieso que cuando avanzas por la calle y ves el cartel a lo lejos da una importante sensación de cutrerío que creo que no es la deseada ni se corresponde con la realidad (parece que intentaban imitar un cartel de cine de tipografías móviles estilo Broadway con éxito limitado).
Las personas que nos atendieron eran muy majas, y de hecho había una a la que solo le faltaba sentarse con nosotros a tomar algo; a mí me hizo bastante gracia, pero sé que a alguna gente no le agradan las cortas distancias en estos casos, y además tardaron un poco en traer algunas bebidas y el contraste entre la amabilidad y la tardanza causaba cierta disonancia cognitiva. En cuanto al menú, me pareció suficientemente variado como para no agobiar pero sí para tener diferentes opciones como para cenar allí todos los días de la semana; lo que nunca entenderé es por qué tienen una carta cerrada de hamburguesa que luego puedes personalizar quitando y poniendo a tu elección (y la de tu cartera) un sinfín de ingredientes: ¿acaso no dicta mi lógica que sería mejor que se limitasen a poner la lista de ingredientes y que cada cual eligiese los suyos? No es por ser soviético, es que a veces se me activa el trastorno obsesivo-​compulsivo.
En cuanto a la hamburguesa propiamente dicha: la carne está bastante buena, pero no tiene el sabor a parrilla tan característico de otros sitios (New York Burger, Hard Rock, Alfredo’s, etc.) que, sinceramente, marca la diferencia en muchos casos; el pan, aunque he leído que lo estuvieron buscando activamente hasta que encontraron el adecuado, me pareció bastante normal; en cuanto a los vegetales, la verdad es que no se notaban demasiado a pesar de llevar bastantes, consecuencia de un modelo agroalimentario capitalista basado en transgénicos cultivados en explotaciones insostenibles cultivadas por robots y reptilianos. Y la salsa barbacoa bien, gracias, pero es que todo es mejor con salsa barbacoa.
En cuanto a los acompañamientos, las patatas fritas me parecieron bastante bien y a los aros de cebolla les restaría un poco de consistencia en el rebozado porque podrían confundirse con un producto precocinado comprado en uno de esos supermercados del congelado y nosotros solo queremos la buena mierda. De todas formas venían acompañados de más salsa barbacoa, así que me retrotraigo al final del párrafo anterior.
Como nota de color, tienen una opción en el punto de la carne llamado Maybe Baby para mujeres embarazadas, en la que primero la cuecen y luego la pasan como si no hubiera dios en la tierra, y así evitan que pudiera tener nada que afecte al correcto desarrollo del futuro Unilocaler. Esto me pareció buena cosa a pesar de estar yo en contra de traer más población a este valle de lágrimas (porque ya tenemos robots y reptilianos en los cultivos capitalistas y no se necesitan más obreros).
La verdad es que me he debatido largamente conmigo mismo entre las tres y las cuatro estrellas para este local, y tras un par de noches dando vueltas en la cama me he decidido por las cuatro por motivos puramente detallistas: el sitio es grande y agradable; tienen un punto de carne especial para embarazadas; la camarera agradable me cayó bien (y yo suelo odiar a los desconocidos); estaban poniendo El Padrino en pantalla grande. Sin embargo, creo que para que esa cuarta estrella estuviese plenamente justificada deberían intentar hacer algo con la hamburguesa, aunque sea echarle un saborizante sintético de parrilla: por suerte o desgracia, creo que nos hemos aburguesado y hecho yonkis de ese sabor a pesar de haber pasado toda nuestra infancia comiendo la biomasa gomosa de las grandes franquicias yankis de la hamburguesa rápida.

Vaya lujazo de lugar (y esto hablando solo del interior del restaurante) que tiene el Buns. Un sitio amplio, bonito, perfectamente decorado. Sin necesidad de accesorios, sin resultar cargante, sin ser excesivo. Me gustó mucho. Y luego el servicio, que es generalmente agradable. Un poco también de esos que a veces podría resultar demasiado agradable, pero en general bien, muy correcto, simpático y sabiendo guardar las formas, que es lo importante (la línea ahí es fina, así que no es fácil).
Con respecto a la hamburguesa, no hay exceso de variedad (lo que, sinceramente, me congratula). Cinco o seis referencias básicas, que luego cada uno puede tunear a su gusto poniendo y quitando ingredientes. Yo escogí la Buns, que es una de las básicas, con un extra de honey mustard (mi salsa favorita, probablemente) Y un huevo frito encima. El huevo, gigantesco, con la forma perfecta de la hamburguesa (punto a favor) y hecho de tal forma que al apretar se partió y empapó el pan (doble punto a favor).
La carne, muy bien hecha, y muy rica, se nota que hay calidad (es de ternera gallega). El panecillo muy rico también, tipo bollo, como un «bun» tradicional. No se rompe ni se estropea, que también es importante. Y la hamburguesa en general buena, aunque no puedo dejar de echar de menos el sabor de la parrilla de otros sitios, que generalmente le da a la hamburguesa un toque extra que me encanta.
También pedimos entrantes, que estaban muy buenos. Los aros de cebolla son espectaculares, la verdad. Lo que no me gustó tanto es que las burgers vengan sin patatas y haya que pedirlas aparte. ¡Para mí las patatas son siempre sagradas! Otra cosa buena que tienen es que las bebidas son de 350 ml, que también es algo a tener en cuenta.
Y si todo es tan positivo, ¿por qué no se llevan más estrellas? Pues por dos cosas fundamentales: al llegar pedí un mojito que no estaba malo, pero estaba bastante flojillo. Encima servido en un vaso grandote, pero con dos pajitas como cortadas por la mitad, que hacían imposible llegar al fondo del asunto (??). Y también pedimos postre (tarta de zanahoria) y era bastante normalucha. Desde luego, claramente inferior a la de, sin ir más lejos, Carmencita. Sí, lo sé, las comparaciones son odiosas.

Siento decir que mi experiencia en Buns no ha sido satisfactoria y mira que venía con ganas de descubrir este sitio para comprobar las buenas opiniones que tenía pero me ha defraudado mucho.
Como llegué un poco antes esperé cerca de la entrada a mi acompañante, al poco salieron las camareras a fumar en las escaleras por donde se accede al restaurante y todo sea dicho queda muy mal encontrarte a las camareras de un restaurante fumando en la entrada.
La decoración me gustó mucho, tonos verdes y el color de los asientos hacía muy buen contraste, incluso los salvamanteles iban en conjunción lo que le daba un toque bastante chulo.
Nos pedimos unos aros de cebolla y un par de hamburguesas Veggie.
Los aros de cebolla tenían un rebozado muy bueno y la salsa que los acompañaba estaba estupenda. (3.5 euros)
En cambio la hamburguesa Veggie (8.9 euros), que estaba compuesta de carne a la parrilla, tomate, lechuga, cebolla caramelizada y setas de temporada, dejaba mucho que desear. Aunque la carne estaba en su punto y tenía muy buen sabor por sí sola, las setas y la cebolla caramelizada en cambio estaban frías y cuando digo frías es frías, daba muy mal sabor encontrarte eso tan frío.
Por lo que en definitiva no creo que vuelva.

Le pongo 2 estrellas y estoy siendo muy muy generosa. La camarera era muy simpatica y nos explicó muy bien la carta. Sin embargo, la comida no me gustó nada. Empezando por los precios de las hamburguesas, que eran un poco altos y más teniendo en cuenta de que pagabas sólo por la hamburguesa, sin acompañantes.
Muy sosas, no me gustó para nada, y eso que pedí la hamburguesa del mes (olé tus nachos).
Llegamos a la parte de los postres, mmm decir que estaban secos es quedarme corta. Quizás es que soy muy exigente con los postres pero el brownie y la red velvet… me esperaba algo mucho más jugoso.
En definitiva, la decoración y el trato del lugar es excelente, la comida deja mucho que desear.

Fui a esta hamburguesería con altas expectativas después de que me lo recomendara un amigo. El sitio está muy cuidado; los camareros son muy atentos, quizá demasiado insistentes (está bien lo de la atención personalizada, pero la línea entre el detalle y la pesadez es muy fina); y, en definitiva, la comida está buena. Aun así, para ser sinceros, esperaba un poco más, sobre todo cuando te has dejado caer por New York Burger.

Uno de mis nuevos sitios para comer una hamburguesa. El local es muy amplio y está muy bien decorado, fuera del estilo habitual de hamburguesería que se ve por ahí.
Se nota que los dueños se trabajan el sitio, porque varían mucho la carta, añadiendo burgers cada mes, aparte de las que podemos degustar habitualmente, que son fijas.
Quizás los precios sean un poco más elevados de lo que estamos acostumbrados, sobre todo porque las hamburguesas son más pequeñas, casi rozando el límite de los sliders y encima no van acompañadas de patatas fritas, pero, sin duda, merece y mucho la pena, ya que con una ración extra de papas comen varios comensales.
Sin duda, si aún no conoces Buns, estás perdiendo el tiempo buscando la hamburguesa perfecta, porque, si no está aquí, le falta poco.

Queridos amigos fans de las hamburguesas, preparaos porque ha llegado un lugar de culto a Madrid y ¡que os diga esto una gran adicta a este manjar es algo difícil de aceptar!
Sí, sólo me ha bastado una vez en Buns para enamorarme completamente de este lugar. Y no sólo han sido sus hamburguesas de alta calidad sino el propio local en sí: es una hamburguesería con estilazo, fuera de los tópicos, sobria pero acogedora a la vez, luces tenues que dan pie a grandes conversaciones y mesas en pequeños sofás que dan lugar a ponerse cariñoso ¿para qué quieres más? ¡pues lo hay! porque encima, cuando vas al baño puedes ver la cocina completa, es decir, que puedes deleitarte viendo cómo tu hamburguesa se va haciendo lentamente en la parrilla y ya marearte solo con el rico olor…
Además, Buns está en una zona que mola, en la Calle López de Hoyos donde puedes encontrar otros grandes para el «pre» y el «post» partido: Panela & Co. con su limonada y pubs como el Zaera o el Déjate Besar para ya dejarse liar la noche entera…
Pero hablando de lo importante, yo me aventuro a decir que Buns fabrica una de las mejores hamburguesas de la capital de España. Sí, es que derrochan calidad por todos lados. La carne es de vaca rubia gallega 100% y eso ya me vuelve loca porque es que ¡sorpresa! ¡sabe a carne! y, bueno, el pan, como no podía ser de otra manera al llamarse el local de esta manera, es pura delicia. Nos contaron que han buscado el panecillo perfecto a conciencia y eso se nota al primer bocado.
Tuve la maravillosa suerte de probar unas cuantas de sus burgers y no sabría con cual quedarme pero la del mes de Noviembre, con mayonesa de trufa y boletus, significó un SÍ generalizado a que se quedara para siempre porque era puro placer al paladar. Es que, además, tienen «eso» de bueno, que van variando la carta según los ingredientes de temporada.
Pero no sólo de hamburguesas vive el hombre, y desde aquí os confirmo que los entrantes son para morir de placer. Los champiñones fritos con salsa alioli me encantaron, así como la ensalada césar y las alitas con miel… si vais varias personas, no dudéis en compartir uno de ellos porque vais a salir bien contentos.
Para acabar, únicamente pude probar (era lo único que mi estómago me permitía) el brownie con helado de vainilla. Todos sabemos que esta es una apuesta poco segura porque brownies buenos suele haber pocos (para mí el de TOMA CAFÉ en la calle Palma sigue siendo el mejor de Madrid) y en Buns todavía tienen que cogerle el puntillo, a pesar de que estaba rico.
En definitivas cuentas, amigos del hamburguesismo, este es un MUST en vuestra lista de Madrid y ya estáis tardando en aparecer por allí. Además de unas hamburguesas GOURMET de una calidad desorbitada, el servicio es súper atento y el local a mí sólo me invita a las confesiones y a fiestas posteriores.

Menudo sitiazo. Muchas gracias a Hamburguesas en Madrid por dárnoslo a conocer. El local está realmente chulo, el servicio es muy bueno. Pero lo mejor es la comida. De entrante me encantaron los champiñones y las alitas barbacoa. Y las hbursas son la leche. Carne excelente e ingredientes de primera.

Nuevo local en la zona, sin mucho que destacar, muy normalito.
Sólo sirve hamburguesas y patatas fritas, y aros de cebolla y los complementos típicos que rodean a una hamburguesa. No dispone de menú del día ni nada parecido. No es un sitio caro, pero las raciones me parecieron algo escasas, en especial las de complementos como por ejemplo los nachos, que básicamente son los típicos triángulos con un poco de salsa de queso. Vamos, que su mayor problema es su relación cantidad/​calidad/​precio, en la que el factor precio es demasiado alto para los otros dos factores.
La decoración, como sus complementos, es minimalista. El trato es cordial e informal en el buen sentido de la palabra.