Boite

Best dance club in Madrid, very laid back no pretense, Door men are very nice, the night we went (friday) 15 € per person but you get 2 drinks tickets, and the drinks are heavily poured which is a good bang for the buck, lots of cute guys of all ages, no matter what your flavor is you are sure to find it here

Creo que una vez estuve aquí muy pedo por lo que eso no cuenta porque te bebes hasta el agua del baño y bailas lo que te pongas. Pero ayer fui a un evento que organizaba Madrid Ahora con varios grupos que eran colegas.
No voy a comentar el evento porque fue de 10 sino la sala y la sensación que me dejó en el cuerpo.
Lo primero de todo es que este lugar se va directamente a mi top de sitios a los que nunca ir al baño. Entre los malabares, que no tenía agua, la falta de limpieza y la pedazo de cucaracha en el suelo, bien muerta pero ahí seguía pues como que no.
Después que las bebidas son de risa, vaya precios! VAYA PLAN! normal que luego vomites fairy, porque eso tenía una pinta…
En cuanto a la sala me parece de un tamaño medio, el concierto se vía bien y no sonaba mal del todo. Pero la sala es muy fría, nose, no me gusta lo de las escaleras en el medio (el que vaya pedo se mata) y luego no te invita a quedarte mucho. Bajando por las escaleras me venía un olor muy raro. Quizás con mucha gente y de fiestón cambie la cosa pero prefiero mil veces otras salas de Madrid.

Hacía muchísimo, muchísimo tiempo que no entraba a la Boîte, pero el fin de semana pasado, que en principio salimos «solo a dar una vueltecilla» terminamos dándolo todo aquí, como si no hubiera un mañana, en el Ultrapop. Aunque he de decir que nos quedamos de puro milagro, porque cuando en la puerta nos soplaron 15 € (con una consumición, eso sí) yo miré a mi cartera como con pena, en plan «siento este sablazo que te van a meter, amiga».
El sablazo fue mayor, si cabe, cuando un colega se excitó sobremanera al escuchar una canción de Kylie Minogue y mi copa se estrelló contra el suelo, derramando las tres cuartas partes de su contenido. Casi me echo a llorar, ¡si ese líquido me había costado como si fuera sangre de unicornio! No tuve más remedio que ir a pedir otra. Que el ritmo no pare, no pare no. The show must go on. Yo quiero bailar toda la noche baila-​baila-​baila-​bailando va, baila-​baila-​bailando ¡eh!
A mí el recinto, como tal, me encanta. Es rollo un poco lujoso, y tiene un aire como a sala de fiestas antigua que enamora, presidida por una enorme pantalla de LEDs. Los DJs están en un escenario, a tope de protagonismo (como a mí me gusta) y justo debajo de ellos, una pista de baile circular. El ropero cuesta dos pavos, que esa es otra. Ni que la percha fuera de oro.
El público es un poco más de alto standing que en otras discotecas gays de la ciudad, o al menos eso parece un poco de buenas a primeras. Mucho pantalón chino, mucha camisita abotonada, mucho mocasín. Lo comento porque yo soy un tirado, y creo que es información relevante. Yo iba en zapatillas y nadie dijo nada, tampoco me sentí fuera de lugar, pero está bien saberlo. También te encontrarás a los más modernos del local, peinado de tucán mediante y mucha pedrería, así que hay de todo un poco, pero en general el ambiente es tirando a pijo.
En la barra, chicos guapos con bíceps más grandes que mi muslo y que ponen las copas con cierta desgana. Yo entiendo que en mi grupo somos un poco pesados, y como llegábamos por oleadas del ropero, le iba pidiendo las copas de dos en dos, pero oye, que es por la noche y que pido las cosas por favor y soy simpático, tampoco me seas tan rancio. El precio, fuera de la consumición incluida, es de 10 €, con una copa que es un disparate: en vaso de tubo, con tónica caliente y con unas opciones de ginebra muy reducidas (no hay Seagram’s, por ejemplo). Vamos, que no sale a cuenta: céntrate en la cerveza una vez que te hayas acabado la primera copa, porque por ese precio, ya les valdría tener un poco de vergüenza torera y poner las copas como Dios manda.
¿Volveré? Habida cuenta de que las discotecas en Madrid cada vez están más tristonas, y que la oferta cada vez es menos, seguro que sí. No me quedará otro remedio.
QUÉ ESPERAR DE LA MÚSICA: durante las sesiones Ultrapop, Juan Flahn (del dúo Las Juanettes) hace un trabajo maravilloso a los platos y puedes escuchar Kylie, Madonna o incluso divas indies tipo Lykke Li, entre otros éxitos chochis de ayer, hoy y siempre y cosas ultramodernas. En sesiones normales, recuerdo levemente que la música es de discoteca gay random, salteando de cuándo en cuándo con algún éxito indie no muy loco tipo La Casa Azul. A lo que vamos: en este aspecto, mejor que la media con diferencia.

Al intentar abrirme paso entre la gente para seguir a mis amigos, empujé por la espalda a quien, por estatura, imaginé muy joven, un chaval. Cuando se volvió me di cuenta de que no era en absoluto un adolescente: era director de cine. Yo: Lo siento mucho, me han empujado a mí. Amenábar: No te preocupes, no pasa nada. Con lo apretados que estamos es lo normal.
Se lo conté a mis amigos pero no me hicieron mucho caso, pues prestaban atención a la horrible actuación que me habían traído a ver (una exconcursante de OT, amiga de mi compañero de piso, que bailaba y hacía playback). La gente (todo chicos) que se apretaba en primera fila (frente al escenario) estaba desatada, y coreaba el nombre, hoy olvidado, de la efímera musa gay.
No sé lo que valíà la entrada, porque yo tenía invitación. Entiendo a la gente que disfruta de este tipo de ambiente, aunque no sea para mí. Al menos aquella noche.

Yo también la conozco como sala de conciertos, del club nada de nada, pero como sitio donde ir a ver algún conciertillo está bastante bien. Suele acoger las actuaciones de grupillos no muy conocidos o que están empezando por lo que las veces que yo he ido no estaba muy lleno, lo justo para poder disfrutar de la música y del ambiente.
Lo mejor de todo es la situación que tiene, ¡no puede estar más en el centro! Algo que para mí es imprescindible… oye que luego volver a casa da mucha pereza.
Totalmente recomendable como lugar de concierto, como club… tendré que ir pronto para poder opinar.

Esta sala no la conozco como club, pero por lo que cuenta Ismael, tiene buena pinta, y ese nombre retro («Cassette») la verdad es que llama la atención en estos tiempos que corren de relojes Casio y vinilos. Por otro lado, tengo entendido que este sitio bien pudiera estar en Chueca por el ambiente que tiene, pero que todo el mundo es bienvenido.
Pero sí que estuve en un concierto en una ocasión, viendo a un grupillo que seguramente se acabe haciendo famoso, y no sé si sería porque no había mucho público, pero la sala me pareció bastante amplia y cómoda. Aunque ya supongo que siendo uno de los pocos sitios que abre en domingo debe ponerse fino.
Su página web es
, pero ahora mismo está en construcción.

Un club muy exclusivo de la noche madrileña, ya que sólo abre sus puertas los domingos. Una cuidada selección musical atrae cada semana a los amantes del electro-​minimal que acuden al lugar en busca de la que hoy en día podría considerarse la mejor música de club en la capital, comparable a la del Mondo o el Razzmatazz de Barcelona. Desde luego el hecho de que sólo funcione los domingos hace que sólo aquellos que no tengan que madrugar el lunes puedan acercarse a tomar una copa y bailar en su pista. Sin embargo este inconveniente se transforma en ventaja al alejar a este club de toda la aglomeración típica de las discotecas madrileñas durante los fines de semana.
Una sala pequeña pero bien decorada con una pista de baile muy familiar, donde van aquellos que quieren sentirse mas cerca del DJ. Al fondo encontrarás sillones y mesas por si quieres tomarte un descanso entre tanto baile, y dos barras con camareros siempre con una sonrisa en la boca!
La entrada cuesta 15 euros con una copa. Y evita ir los domingos que haya Goa!