Situado en la Calle de la Chinchilla, una de las ramificaciones laterales que dan a parar a la Gran Vía, en un emplazamiento ideal para el cañeo previo a la fiesta. Me enteré de su existencia en el videoclip de Costa y Zombie Kids, en el que quedé fascinado por esa mezcla tan moderna de techno y oscuridad mezclada con huevos, patatas y bufandas del Madrid. Es pequeño, bastante pequeño, con una mesa alta y otra bajita y una decoración totalmente caótica que entremezcla banderines de fútbol, muñecos, azulejos con chistes, billetes de países extranjeros, un mister potato, una foto de vete tú a saber quién, cuadros que nadie entiende y antiguayas de toda clase. Un óscar a la mejor fotografía no se lleva, no. La cerveza es Amstel y, si no me equivoco, cuesta 1,5 la caña pequeña y 2 el doble, q es un vaso de sidra, aunque también puede ser q el alcohol me haya afectado gravemente y cueste la caña 1 euro y el doble 3, todo podría ser. Tienen minis a 5 euros y minis de cubata a 7 – 8. La cantidad de tapas que ponen con cada caña es bastante alta, teniendo el genial detalle de seguir poniéndote alguna más aunque no acabes de pedirte la cañita. La ensaladilla está cojonuda y hacen un magro de ternera con tomate que parece recién sacado de la olla de tu abuela(y te lo digo yo, q no suelo tomar guisos fuera de casa). Para comer, bravas, la salsa está debuti, picante picante y el plato vale tres euritos. También tienen alitas a cuatro. Es una opción de puta madre para comenzar la noche por la margen izquierda de la Gran Vía!
Óscar H.
Classificação do local: 4 Madrid
Pues mira … es entre de lo más «antuiguo» y de lo más «casa Manolo». El sitio está genial, para ir a ver un partido, echar unas risas con los colegas, y tomar las cañas, montaditos y tapas, más baratas en un par de kilómetros a la redonda de Gran Vía. Es un sitio bastante ecleptico, es decir no busques un patrón, porque se mezcla la rosa de plástico del hindú, con las tablas de billetes extranjeros pinchaos, cuadros de esos que hacen daño a la vista, pintura repintada y deslucida, baño con alicatado de mil colores… … desde luego es peculiar. Míticas, las raciones de alitas de pollo(5 euros), las miniempanadillas rellenas de aire y tomate, y los montaditos de lomo. ah! Simpatía y buen rollo siempre allí.
Javi C.
Classificação do local: 2 Chueca, Madrid
No es lo mejor que he visto en mi vida…
Juan P.
Classificação do local: 4 Madrid
Siemplemente el bar con más solera del centro de Madrid con diferencia. Esos bares que lo mismo te encuentras un gay, que una pareja de guiris, que un yonqui que te sirve las mesas. la clientela es variopinta a más no poder, lo interesate es que esto es lo que hace único a este bar que te sirve tapas con cada consumición que pidas. Los precios son muy populares. Está bien para ver fútbol también.
Víctor A.
Classificação do local: 4 Madrid
España cañí. Si vas buscando«glamour» no pases por aquí. Pero si lo que buscas es pasar un buen rato con las amigas, charlas interminables bien regadas de cervezas, tapas sin pretensiones pero abundantes, bizarrismo, un bar donde puedan convivir los viejetes del barrio con las prostitutas de Montera y los punkis que se toman la primera, este es tú lugar.
Lolo R.
Classificação do local: 4 Madrid
Pues sí, a pesar de que nuestra Gran Vía tenga ganas de convertirse en un Broadway de la vida, o que cada vez desaparezcan de ella más comercios tradicionales, hay algunos que se mantienen todavía. Y lo que es más, que gozan de una buenísima salud. El Xallas es un clarísimo ejemplo de esto: un bar con una decoración cuestionable(ahora, original hasta decir basta) y que se convierte en centro de peregrinación de la parroquia más clásica, esa gente del barrio que lleva yendo ahí desde tiempos inmemoriales. ¿Por qué? Pues probablemente por una conjunción de varias cosas que muchos echamos de menos, cada vez más, en la hostelería madrileña: tapas abundantes –aunque sean de batalla-, precios bajos, copas heladas para la cerveza y pequeños detalles de vez en cuando. Detalles como ese de ponerte una caña a cuenta de la casa después de haber sufrido como nunca en un partido de la selección. Ese momento en el que el bar comulga de forma conjunta, brinda con alegría y vítores y se bebe una caña a la salud de once tíos que no han hecho más que correr detrás de una pelota, pero que por un momento nos han mantenido pendientes, atentos y deseosos de saber si, otra vez más, íbamos a tener suerte.
Salvador G.
Classificação do local: 3 Madrid
No me voy a andar por las ramas, no esta mal para ir a ver el partido. Eso si, está sucio, viejo y nada actualizado. Ponen muchos pinchos con la cerveza pero son sota_caballo_y_rey. El vino es de calidad… calidad…calidad de mesa de toda la vida. Pero tambien he de decir, que son majetes y que para estar en la Gran Via de Madrid, los precios no estan nada mal.
Fer A.
Classificação do local: 5 Madrid
En una bocacalle que va a dar a la Gran vía, en dirección opuesta a Chueca, y desembocando en plaza del Carmen sobrevive este reducto de España profunda y bizarrismo ilustrado. Una excepción en el marco en el que está situado. Un cutre-bar de viejos a primera vista(y segunda y tercera) y viejo es lo que parece, trasluciendo desde la fachada y por las paredes el espiritu de cuentame no de blanco y negro, si no ya en tonos sepias. Su decoración sacada de otra época, abigarrada de detalles añejos y antiguallas, billetes de países. Su trato del de toda la vida, de bar de barrio, cercanía y amistad. Me vengo fijando además, que son estos bares, las excepciones, los cuales, no sé si por ser diferencia o para diferenciarse del resto, o por haber permanecido fieles a una costumbre, manera de servir o tipo de hosteleria, los que ofrecen tanto un trato más amable y cercano y, como consecuencia o añadido de este, un aperitivo o tapa más generoso de lo habitual en el entorno. Este es el caso. Increible la cantidad de comida que nos pudieron llegar a servir con cada caña. Que ojo, la caña, pese a ser Amstel, y en vasito estaba a 1,25 precios que ya ni se ven. Y con cada ronda lo habitual era un par de platos de aperitivo si no tres. Que si jabuguitos, que si patatas con jamón, empanadillas, aceitunas, champiñones con jamón. Total, 5 rondas, una ridiculez de precio, y una hebilla de menos en el cinturón. Mención especial y destacada para la parroquia del bar, peculiar como poco. Desde modennas(y jovenes y guapas y aradas) que fijaron nuestra atención, hasta el borrachín pesado que se empeña en congraciarse invadiendo y traspasando impunemente todas las esferas de intimidad que establece cualquier protocolo y convención social. Bares de tapas, que lugares, de viejos y de añejos, de jovenes y pellejos. Que delicia cuando te agasajan con tapas sin tener que pedirlas.
Francisco R.
Classificação do local: 5 Madrid
Es un templo y un museo del frikismo. Es, sobretodo, un espacio de alegría y muy buen rollo por parte del personal: un equipo de camareros amables, sonrientes, divertidos. Lo mismo te ponen unos chupitos por la cara que se los juegan a la Jenga con los clientes. El espacio está abarrotado de figuritas, cuadros que exhiben colecciones de billetes en marco dorado, almanaques, banderas de fútbol, objetos extraños: aquí una espada; allá un sombrero, un néón, un abanico. Es personajismo, cutrelux, modernez: loewe fluorescente. El precio es más que ajustado: varias rondas de cerveza para 5 salieron por 18 euros. Rondas todas ellas acompañadas de grandes raciones de bravas –muy buenas-, alioli, tortilla, carne mechada todo gentileza de la casa. Mucha patata, patata everywhere. Como dijo uno de mis acompañantes: esto debe ser por la «renta antigua» porque si no, no se pueden comprender estos precios. Tienen una serie de licores bien bizarros, uno de elaboración propia ¡el licor de gambas! O también los licores«Sálvame» y «Vaticano» del ínclito Paco Porras. Así que sí, cinco estrellas Cum Laude por ser una bar de barrio divertido, auténtico con una fuerte personalidad y cargado de historias.