Banco Santander Sucursal 2675

El día que vinimos a abrir una cuenta debí haberme puesto pajarita o corbata o algo, porque el señor que nos atendió (creo que era el subdirector de la oficina) no nos tomó demasiado en serio.
Nos dijo que le trajeramos unos justificantes de nuestro trabajo y estudios, y al día siguiente, sin falta, los tuvo. Dijo que nos llamaría para firmar una vez estuviera todo preparado. Y a las dos semanas, después de llamarle muchas veces, por fin ya se las apañó para tenerlo todo listo. Yo fui a verle sin pajarita ni corbata, y firmé lo que había que firmar. Él dijo que la cuenta ya estaba abierta y, en un papelote sucio que encontró en el desorden de su mesa, escribió a boli el número de cuenta y la contraseña para acceder a través de la web, y me lo dio. Con dos cojones.
Luego, a medida que se han ido sucediendo los movimientos de la cuenta, ha metido la pata en más ocasiones, pero es aburrido y largo de contar. Baste con lo dicho.