A Trozos me tiene encandilado. He visto cómo esta tienda ha ido mejorando semana tras semana en cuanto a decoración, objetos puestos a la venta y precios. El dueño de la tienda comenzó en el local de enfrente reparando lámparas y tanta es su pasión por este tema que finalmente se decidió a invertir todo lo que tenía en esta apuesta del buen mueble antiguo y por encima de todo de las bonitas lámparas de todo tipo. El local lo ha reformado él mismo con amor y dedicación excelsa, tienen un considerable surtido de cristalerías, vitrinas maravillosas, sillas y mesas… lo mejor es entrar y perderte un rato entre sus objetos y preguntar, sin miedo, cualquier cosa que quieras saber. Uno de mis favoritos de el Nuevo Rastro Madrileño. Ahí es nada.
Óscar H.
Classificação do local: 5 Madrid
Esta tienda cada día está más bonita. La tienda quizá está más especializada en lamparas, porque el dueño controla un montón, pero a mí particularmente lo que más me llama la atención es el mobiliario, una mezcla decó, nouveau, años 50, etc. Me encanta perderme allí. Digo que cada vez me llama más la atención la tienda porque he entrado en varias ocasiones, y la veo mejorar siempre. El último día que entré me fijé que habían reparado todo el techo de la estancia principal. Había más luz y se veían las vigas vistas(incluso se percibían tres claraboyas). A mi me pareció que en tiempos aquello debió ser o una calle o algún tipo de garaje. Pues eso, en la tienda puedes encontrar consolas, vitrinas, mesas, lámparas a mogollón, sillas, juguetes, ceniceros, etc… Me encanta perderme un rato en ella.
Lolo R.
Classificação do local: 5 Madrid
La verdad es que entrar a A Trozos es toda una maravilla. La tienda es amplísima, todo está colocado con muchísimo gusto y pasas por un momento de «me lo llevaría TODO» que no tiene parangón. Quizá sea un poco más cara que algunas de sus competidoras, pero la realidad es que aquí todos los muebles están impecables, todo está en perfecto estado, y no hay nada ni con el más mínimo rasguño. Eso por no hablar de que el espacio es amplísimo y precioso, todo restaurado y remozado por él mismo con un gusto increíble que –no nos vamos a mentir– ya quisiera tener yo para mí mismo. En A Trozos sobresalen sobre todo las lámparas, por encima de cualquier otra cosa. Hay decenas de ellas, a cada cual más bonita, y todas de lo más interesante. Yo de hecho, según entré, me enamoré de una. Me encapriché totalmente y terminé llevándola, a pesar de que con las Navidades acercándose sigilosamente, debería concederme menos caprichos a mí mismo y pensar más en el dinero que me voy a dejar de aquí a principios de año… Pero me parecía un crimen no llevármela después del flechazo, y así fue. Me enamoré de muchas otras cosas, aunque no las compré, obviamente, porque de lo contrario ahora mismo estaría arruinado: el juego de té de porcelana china con el dragón(en casa de mis padres había uno igual) me pareció lo más, así como esa cafetera antigua que preside una de las mesas y la jukebox española que pondría en mi salón… si tuviera espacio. Tienen colecciones de vasos maravillosas y unos muebles de esos que quitan la respiración. Entra con determinación y dispuesto a dejarte unos cuantos billetes, que la ocasión lo merece.