En León es casi imposible fallar en un bar de tapas. Hace unos años mi novia vivía muy cerca de allí y por tanto más de una y de dos veces íbamos a tomar algo. No es que sea nada del otro mundo pero al final siempre haces parroquia en un bar de barrio. Este era el mío. Me sentía a gusto y comodo pues los camareros son muy agradables.