Hotel Begoña

Este hotel está en pleno centro neurálgico de la ciudad, pero sin entrar en la vorágine de restaurantes varios, con lo que no tiene ningún tipo de ruido externo por la noche; sin embargo, se encuentra enfrente de un parque donde se montan ferias gastronómicas, a menos de 5 minutos del café más famoso de la ciudad, a distancia de paseo de todos los sitios donde debes ir a comer y de la playa… Creo que tiene una posición privilegiada si no quieres pagar el dineral que deben valer los hoteles que dan directamente al mar Cantábrico.
Por otra parte, las instalaciones son correctas en cuanto a limpieza y funcionalidad, pero están un poquitín tocadas y bastante pasadas de moda, aunque si te gusta lo vintage… Ahora bien, el espejo de mi habitación estaba completamente rajado y los tabiques son de papel de fumar, así que oyes perfectamente las cisternas de las habitaciones contiguas, y eso por no hablar de los ronquidos y de los ruidos que producen los choques de pasión entre dos cuerpos que se aman. Podría haberlo dicho de otra manera, pero eso no me conseguiría un contrato literario.
En cuanto al personal, la gente que hace las habitaciones es muy maja y encima hacen su trabajo con una alegría con la que yo quisiera hacer el mío; sin embargo, el personal de recepción es bastante frío y alguna de las personas es directamente borde; entiendo perfectamente que estén funcionando con unos medios decimonónicos para el control de entradas y salidas y me solidarizo con ellos porque sé perfectamente lo que es eso al ser mi misma situación laboral, pero no es culpa mía ni merezco ser tratado de determinadas formas por ello.
Es un buen hotel si no quieres gastar excesivamente, pero si buscas servicios más avanzados o vistas al mar, mejor barajar otras opciones.

Es un hotel situado bastante céntrico en Gijón, muy cerquita del Paseo de Begoña y a cinco minutos andando de la Playa de San Lorenzo.
Cuando fui a Gijón me lo recomendaron y a pesar de ser un poquito más caro que los otros hoteles que me ofrecían en el circuito que hice, a la larga mereció la pena por la situación, porque desde allí podíamos movernos a pie por todo Gijón sin ningún problema a pesar de no conocerlo.
El hotel peca quizá de ser muy clásico en la decoración, la moqueta estampada en el suelo da sensación de recargado, y las habitaciones no son demasiado grandes, pero la nuestra al menos tenía una terraza cerrada que era lo que aprovechábamos para dejar las maletas y tener la habitación y el armario más despejado.
Yo iba con pensión completa en el circuito y la verdad es que la comida no era nada del otro mundo pero tampoco te podías quejar de que fuese mala.
Los camareros eran bastante amables (excepto uno).

Me alojé el verano pasado y el trato fue muy bueno. En mi opinion necesita alguna pequeña remodelación (moqueta por ejemplo). Está en una zona tranquila cerca de la playa de San Lorenzo.