Peluquería de barrio, a la que llevo viniendo casi toda mi vida. En primer lugar, la dueña sabe perfectamente lo que hace, así que si tienes las ideas claras, díselo y lo hará, y sino pregúntale y déjate aconsejar. Yo he venido tanto para pelados como para peinados para boda, incluyendo colocación de tocados, y casi todas las veces he salido contenta con el trabajo. Además, suelen tener la radio puesta, y como toda peluquería que se precie, tiene un buen catálogo de revistas de cotilleos. Si nada de esto te interesa, también puedes tener una amigable charla con alguna de las peluqueras, o cerrar los ojos y relajarte. El precio es bastante correcto, no es una peluquería cara y chic de las que se encuentran hoy en día, que por la decoración parece que te cobran un plus.