Un plato característico: las tapas. Una bebida: una buena cerveza fresca. ¿Y el lugar ideal para disfrutarlas? Sin duda, una terraza junto al mar. Con estos ingredientes, era fácil prever que en tan poco tiempo Sal i Sucre se haya convertido en el punto de encuentro de todos los que deciden disfrutar de una cocina diferente en un ambiente más joven y desenfadado.