Es la papelería a la que he ido toda mi vida y, ahora que vivo un poco más lejos, todavía sigo acudiendo aquí cuando necesito hacer una fotocopia. Está bien lejos de ser una librería técnica y el recinto en sí es pequeño y cutre, pero quizás eso es lo que le da el sabor característico. Las fotocopiadoras son modernas eso sí, automatizadas y la chica que lo lleva desde hace años es bien resuelta, muy eficiente y con ganas de trabajar, lo que hace que siempre tenga agradecidos clientes que son despachados con rapidez. Nunca falta gente en este localito. Además, dispone de material básico de librería y papelería, así como otros artículos como tarjetas de felicitación que inundan el local.