Un barecito en una esquina del laberinto de calles entre la carnavalesca Montero y la Piedra Escrita. Un sitio para desayunar, echar unas cervecitas a mediodía o tener una tertulia nocturna al aire libre. Tiene un patio privado a modo de terraza que sobre todo abre en verano, evidentemente. Es frecuentado prácticamente por parroquianos del barrio, o de la gente que trabaja en las inmediaciones. Nada que destacar por ahora de este lugar aunque desde que cambió de dueños tiene buenas pretensiones.