Hace años, aprovechando una exposición de las Edades del Hombre que había en Astorga me acerqué con mis padres a este pueblacho perdido en medio de León. Me recuerda en cierta manera a Patones de Arriba, dedicados ambos en cuerpo y alma al turismo y habiendo perdido toda función de pueblo. En su momento no me explicaba el porqué de tanto coche y tanto turista, a pesar de ser verano. Pero ya sí. El caso es que aprovechando el puente, la escasez de fondos(ha sido un año…entretenido) y las ganas de gambitear. Los delincuentes habituales liamos a otros no tan habituales para encaminarnos a la casa rural de uno de los habituales y tener una días cultuo-gastro-etílicoentretenidos. Y ahí es dónde entra Castrillo y el Cocido Maragato. Sobre la diferencia del cocido habitual y éste ya os habrán hablado o lo buscáis en Wikipedia, hay que leer más, eh. Voy a poner la conclusión antes del nudo, para innovar, merece la pena lo pagado y algo más, que rondó los 20 euros todo incluido. Nos reunimos 10 personas en torno a la mesa dónde nos plantaron dos fuentes de cada parte del cocido, a saber: carne varia, garbanzos y berzas y sopa. En mi lado de la mesa se acabaron todas las fuentes, en el otro no tanto, pero no preocuparse. Los camareros te dicen que puedes repetir de lo que quieras, si es que te quedan ganas. En la fuente de carne había: tocino, jamón, pollo, chorizo, manitas de cerdo, oreja, hueso, rellenos de harina, costillas y zancarrón/morcillo. En la de garbanzos y berza, pues eso. Y en la de sopa, ídem. Vuelvo a meter otra conclusión por aquí, se te va la olla con el cocido. La carne se te deshace en la boca, todo tiene un sabor riquísimo y las texturas tan diferentes le dan un punto. Lo puedes comer desmigado y mezclaro o a trozacos. Los garbanzos, eran más pequeños que de los de costumbre, duros y sabrosos, un manjar romano del César de turno. Y sobre la sopa, me gusta más la de mi madre, ya lo dije en el sitio y lo vuelvo a repetir. Eso no quitó que me metiera dos platos casi colmados de este líquido que debería ser elemento, después de todo el atracón de carne y garbanzos. Supongo que en el resto de restaurantes del pueblo la calidad será la misma, al igual que los productos. Así que supongo que allá dónde vayas acertarás, eso sí, deberías probar un cocido«Made by Maragatos»
Carmen F.
Classificação do local: 5 Madrid
Pues si, es tan bueno como dicen! Para aprovechar nuestra visita turística-gastronómica por León en este puente tan«fresquito» de Diciembre, fue una parada obligatoria previa recomendación de nuestro gran amigo de la tierra llionesa. El restaurante«Entrepiedras» se encuentra en la localidad de Castrillo de Polvazares, perteneciente al municipio de Astorga en la comarca de Maragatería(provincia de León). Esta casa comedor se puede degustar el original Cocido Maragato, al que íbamos a hincarle el diente(previa reserva, si no, no hay manera humana de encontrar hueco. siempre hay gente!!) En la carta hay que destacar este cocido tan famoso, cuya peculiaridad es la de ser comido en orden inverso a lo que estamos acostumbrados! ***[Corre la leyenda popular que los mariscales de Napoleón durante el sitio de Astorga decidieron comenzar a comer el pote por lo más consistente, sabiendo que la batalla estaba a punto de comenzar. Erraron dicha previsión y dándoles tiempo a seguir comiendo fueron dando buena cuenta de los garbanzos y del caldo. Y si no, como dice la gente mayor: «Si sobra algo que sobre el caldo.”]*** El menú que degustamos fue«sencillo»: De entrada la carnes(morcilla, chorizo, gallina, pata y oreja de cerdo, lacón, tocino, costilla, relleno.), con un plato de rodajas de tomate para acompañar a la carne. Luego vienen los garbanzos con un sofrito de repollo repollo y para finalizar el cocido(y si aún te queda hueco) la sopa! Como postre, natillas(con galleta), café de puchero y un digestivo chupito de orujo. Incluye pan. Las bebidas son a parte. Contando que nuestro menú era de 16,50 €, junto con las bebidas tocamos a 20 € por barba. Toda una maravilla de la gastronomía leonesa. El trato estupendo, atentos a todas las mesas, recordándonos a cada momento que de todo se puede repetir y como consejo, para no caer en la tentación de una siesta después de tener el buche lleno, daros una vuelta por el pueblo para bajar un poco toda la comida y disfrutar de las vistas, no vaya a ser que bajéis la calle cual albóndigas! Toda una experiencia y muy recomendable para los planes domingueros.