Villa Esperanza

Aunque vuelva mil veces, siempre me sorprenderá esta preciosa casa antigua, decorada con cientos de libros y caballitos de madera. Como siempre me sorprenderá la calidad de sus batidos, elaborados con fruta del día y su deliciosa nata casera.

Casi que te puedes imaginar las fiestas que darían a principios del siglo XX en esta casa-​palacete de las que antiguamente estaba lleno el barrio.
La restauraron en los 90 y la convirtieron en una cafetería-​coctelería y sala de exposiciones.
Tuvimos la mala suerte de que algunas de sus materias primas estaban agotadas ya que la nata la montan ellos mismos pero estaba rota la montadora y no les quedaba yogur. Solo por volver y probar más cosas de la carta (que viene en un cuento sobre la leche) merecerá la pena bajar a Cartagena.

Batidos naturales y variedad de combinados en una casa de época habilitada como bar de copas.
Ambiente nocturno muy agradable, sus cartas son libros infantiles!
Tan solo por estar allí dentro, merece la pena ir.

Delicioso lugar para acompañar una tarde con un sabroso coktel. Distinguida atención y una carta variada y bonita. Sin duda un lugar con mucho encanto.

Villa Esperanza es una casa-​palacete restaurada, en el corazón de uno de los barrios antiguos de Cartagena, el barrio no es demasiado atractivo, casas de una altura sin interés y calle estrechas y algún palacete tras grandes jardines, pero Villa Esperanza es un perfecto lugar para tomar algo charlando en un día de lluvia, por ejemplo. Está muy cuidada y ponen unos batidos de fruta fresca estupendos y el trato es agradable. Como pega, pueden resultar un poco lentos en el servicio, aunque suelen avisar del tiempo que van a tardar. En cuanto al precio, lo considero correcto, no es especialmente barato, pero tampoco es abusivo.