Doña Pepa

Solamente par alos que saben dónde van y a lo que van los que no lo saben es posible que ni siquiera se atrevan a entrar. Desde fuera de la puerta roja, sin más distintivo que la placa de la calle encima de la ella, puedes intuir lo que hay encima de la barra, pero es muy probable que no entres .
Si das ese gran paso, no te arrepentiras (eso si, no pienses gastarte lo que aparenta el local).
Los ‘bichos’ que hay allí, gambas, langostinos, bogavantes, percebes, doradas, lubinas, carabineros, son todos de un tamaño espectacular, es muy probable que no hayas visto algo igual en la vida (aunque hayas visto muchos).
Puedes negociar con Antonio (el gitano rubio) lo que vas a comer o que te lo ponga el a su libre albedrío. Disfrutarás. Caro? Depende mira el tamaño d elos bichos que te has comido
Para encontralo, lo mejor es preguntar por el Gitano Rubio (como casa Pepa no creo que lo encuentres), eso o el bar Nebraska (está justo al lado).
UN GUSTAZO PARA LOS SENTIDOS!!!

Bueno, toca ponerse de pie, porque hablar de este restaurante son palabras mayores, no sólo por su peculiaridad, si por su COMIDA (si si con mayusculas) de primer nivel.
Para empezar, tanto si eres como gaditano o visitante, no busques el restaurante Doña Pepa en el mapa, porque no la a ver, ni siquiera un cartel en su puerta. Directamente dirigete a la Calle Muñoz Arenillas no1, muy cerquita del paseo maritimo. Allí detras de una puerta roja, y tras una gran barra, encontras a Antonio ‘El Gitano Rubio’, que será el encargado de darte a probar los mayores placeres del mar en su mesa.
Que si, que ya sé que estás pensando que o bien estoy muerto de hambre o soi muy exagerado, pero cuando veas los gambones a la plancha del tamaño de una mano, los bogavante o los guisos que alli se sirven seguramente imaginaras que el Paraiso no puede ser mejor que aquello.
No te molestes ni siquiera en pedir la carta pues no existe. Antonio se encargará de dar buena cuenta de todo, tú sólo centrate en comer y disfrutar, que Doña Pepa, desde la cocina ira sacando plato tras plato tras plato y tras plato cada cual mejor.
Por supuesto, la calidad inconmesurable que vas a encontrar allí hay que pagarla, así que no pienses en ir gastandote 10, 20 o 30 euros, porque allí todo es a lo grande, y el precio, aunque estemos en crisis también lo es. Eso si, completamente amortizado, creeme. Y si vives en Madrid o Barcelona igual el precio te puede parecer hasta calderilla, pero lo que hay en la olla seguro que no lo es.