Me gusta Mercadona; tanto como me puedan gustar otros supermercados donde hayan ofertas; no soy demasiado exigente con las marcas, y si algo sabe bien y está bien de precio, me lo llevo. La puntuación tan baja a este establecimiento concreto no radica en la cadena de supermercados en sí; son pequeños detalles que paso a comentar ahora. Primero lo bueno, que no se diga. Me gusta de esta tienda que tiene un parking subterráneo que cubre todo lo largo y ancho de la tienda. Como la mayoría –si no todos– de los parkings de Mercadona, no está vigilado, pero al menos a mí me ofrece una seguridad extra en comparación con los que lo tienen al aire libre. El personal es bastante amable; cuando vas perdido –y esto me pasa habitualmente aquí; luego comentaré sobre este detalle que me irrita– te indican exactamente dónde está la ubicación de lo que buscas; incluso, si es necesario, te acompañan para que no tengas dudas. Estén haciendo lo que estén haciendo. En la panadería el surtido es variado y abundante; no sucede como en el Consum de esta zona, en que puedes quedarte sin pan con facilidad y tener que estar esperando durante bastante rato a que repongan. En caso de que no quedase –sólo me ha pasado una vez– los tiempos de espera son extramadamente cortos; tienen varios hornos lo cual aligera la espera. Y ahora lo que para mí es la peor parte. No sé de quién será la idea, o a quien le pagan por pensar en estas cosas –que, con todo mi respeto, podría invertir las horas de pensar en otros menesteres– pero son como el típico vecino coñón que cambia de sitio el mobiliario de toda la casa todos los fines de semana. Tal cual. Soy de memorizar bastante bien dónde está ubicado cada producto, y suelo ir directamente a por lo que quiero, lo compro y me voy. Aquí eso es misión imposible; cada vez que vas han cambiado de sitio algo, te pierdes, y ya no sabes dónde están las cosas. Porque además muchas veces lo hacen fuera de toda lógica. Mezclando unos productos con otros, con único afán de que tengan más visibilidad para el cliente y que, por tanto, se venda más. Y claro, lo que estaba en su lugar, vete tú a saber dónde estará ahora. Ahí es donde entra la amabilidad de su personal para guiarte a encontrar la nueva ubicación –dados los numerosos cambios, imagino que será parte del trabajo diario de todos ellos – , pero no me parece correcto que una persona tenga que perder su tiempo paseándose de lado a lado porque nunca sabes dónde está nada. Deberían cambiar esta estrategia de venta, si es que a esto se le puede llamar estrategia.