Nos hemos querido sentar en un sitio concurrido y hemos elegido éste. Es autoservicio(hasta el punto de que algunos llegaron y se colocaron varias mesas y sillas que había apiladas) y el precio es muy bueno. Desde la terraza se puede disfrutar de la brisa y del movimiento de gente. El camarero es un joven parco en palabras y escaso en sonrisas, no es que sea algo malo, pero teniendo la terraza repleta es raro.