Milano Cocktail Bar

Local ambientado años 40, con actuaciones de jazz. En pleno centro de barcelona. Creemos que también hacen. Comidas o algo de picar en cenas. Pero funciona más como. Coctelería.

What a find! Great music absolutely fantastic drinks, to die for drinks actually. We went 3 times in 7 days and we will go again if there. I would be a regular if I live in Barcelona. Don’t miss it

Como si de un bar de la ley seca se tratara, al entrar dudas de si se trata incluso de un bar de alterne.
Jazz, cócteles, buen servicio, más céntrico imposible, el ambiente perfecto…

Especialistas en cócteles, con música en directo y un ambiente cálido, swing, jazz, rock y lleno de magia.
Sin entrada pero con consumición obligatoria. Fuimos una noche que actuaba una nada de jazz y nos dejó impresionada.
Muy céntrico en pleno corazón de Barcelona por zona universidad ideal para una noche con matices distintos.

Had a bit of a struggle to find the bar, it has a narrow entrance at street-​level and then you go downstairs. I was struck by surprise when I entered the bar — dark, intimate and very moulin rouge-​ish décor.
Friendly staff and really good cocktails. Maybe a bit expensive compared to other places, but still much cheaper than cocktails in Denmark.
Had the strawberry daiquiri which was really good and then the mojito and caipirinha which both were a bit to sour for me — but my hubby loved them.

I wish I could give this place a thousand more stars.
To be clear, we didn’t eat here. This is a review of the experience and the booze.
I love that it is down a flight of stairs from ground level and it definitely has a little of the speakeasy quality to it. Also, not a tourist joint, which I appreciated even though I am a total tourist. We went on a recommendation from our hotel bartender (Antonio) who also works there sometimes. This guy is awesome. Really friendly and helpful and just an all-​around good guy. He told us to ask for Pedro. We saddled up to the bar and met Pedro who proceeded to make us two of the best cocktails we’ve had. Ever. Luckily my travel buddy is fluent in Spanish so he was able to chat him up a little more, but he was delightful through and through. For my second drink I asked him to make whatever he wanted. I trusted his expertise. And I’m so glad I did. The second drink he made me was just as good — if not better — than the first. Turns out he was just winging it. This guy has great instincts. And it was truly fascinating to watch him work. He is a craftsman. We ended up going again the next night (our last in Barcelona) and had an identical experience. This time we took pictures and exchanged emails. I feel like I made a new friend.
Go here and enjoy!

We just flew back to BCN from Menorca, checked into the Jazz hotel, and were starving and looking for a beer and afternoon snack. This was close and highly rated on Trip Advisor, so we gave it a shot. It’s in interesting place. Sort of goofy looking from the front, but seems somewhat historic from the inside, with a nice, long wooden bar. If you’ve ever been to Los Angles, it reminded me of Canter’s on Fairfax: old, proud and with a style all its own.
We had a couple of large Estrella drafts and some bravas. We also had the best pan amb tomate we had anywhere in Catalunya… nice rustic bread, slightly charred, with just the right amount of olive oil and of course, the crushed tomatoes.
They seem to actively promote their live music, but we were there too early for that.

Elegancia y estilo se destilan en Milano Cocktail Bar
Sumérgete de la mano de este local en el ritual del coctail. Un espacio único para entablar conversaciones, encontrarnos con otros o con nosotros mismos

Su cartel lo dice todo: neones old fashioned encendidos de seis de la tarde a tres de la mañana y una copa de Martini… vacía. Porque así dejas las copas cuando sales del Milano. Sin embargo siempre sales con las manos llenas de buenas conversaciones y buenos ratos.
Combina estupendamente el concepto de cocktelería old school con una carta extensa y apta para todos los gustos. Para los más arriesgados: el Zombie o el Manhattan. Para los de paladar más delicado: los daiquiris frutales (de fresa, mango…). Y por supuesto los Gin Tonics.
La ambientación es classy: asientos con terciopelo rojo, mesitas de madera y reservados cómodos; los camareros educadísimos y muy atentos. Por la noche pasan proyecciones de películas en blanco y negro y si tienes suerte, disfrutarás de alguna actuación en directo. Y lo que más sorprende es que a partir de las 0:00 siempre está lleno…¡pero siempre encuentras un hueco!
Decadencia retro y elegancia cómoda, ideal para citas después del trabajo, con compañeros del mismo que te interese ver en un ambiente más relajado. Sin duda el Milano es uno de mis locales favoritos, un lugar atemporal que no conoce de modas ni edades.

En el Milano me sentí como una figurante en una escena de club de noche de cualquier película de David Lynch. Teníà la impresión de que el hombrecillo misterioso de «Carretera Perdida» aparecería detrás de alguna cortina de terciopelo y eso me inquietaba. La sonrisa hierática del camarero parecía desaprobar mi presencia en el lugar y el dúo de country venido a menos tampoco ayudaba a rebajar la tensión. Por suerte, la conversación y los tragos contribuyeron a cierta distensión y los músculos se fueron relajando.
Una vez que pude analizar el lugar un poco fríamente, me pareció más que interesante haberlo descubierto y me sentí hasta privilegiada de estar ahí. De todos modos, me costó salir del rol de observadora (en el que más cómoda estaba) y sentirme parte de esa extraña realidad. Al salir, subí rápidamente las escaleras y me fumé un cigarrillo. Hasta el momento, esa fue la vez que más duro ha sido reprimir el vicio.

Esta coctelería decorada al más puro estilo americano de los años 40 – 50 no es fácil de encontrar para quien no conozca mucho Barcelona, pese a que se encuentra muy cerca de la Plaza de Catalunya, uno de los lugares más céntricos de la ciudad. La clave es localizar un Bracafé que se encuentra justo al lado y bajar unas escaleras para dar con ella.
Últimamente acudimos bastante porque un par de amigas son muy fans de Javi, un barman bien conocido de la noche barcelonesa que antes trabajaba en el Negroni. Es una buena alternativa para disfrutar sentado en sus cómodos sofás de buenas copas y cócteles en un ambiente que invita a la conversación, algo difícil de conseguir en otros locales de moda en zonas cercanas como el Raval
La música es bastante ecléctica. Igual que la gente que lo frecuenta, más cerca de los 50 que de los 30. A veces se escucha jazz y blues, pero otras la música es un tanto casposa. Lo mejor es su selección de bebidas con una amplia variedad de cócteles desde los más clásicos hasta los más originales como el Ginger Basul Fever elaborado básicamente con frutos ácidos y especialmente desaconsejado para quien sufra de ardor de estómago.
Siempre que vamos al Milano nos enredamos en mil discusiones y acabamos cerrando el local, algo no muy difícil de conseguir porque los fines de semana a las 3 ya no sirven más. Las copas no son baratas, pero tampoco lo son las tarifas del móvil, ni las de la luz, y no nos cortamos en su consumo.

Nunca acabo de decidirme, se me dan fatal las clasificaciones, pero creo que ocupa el segundo lugar en el ránking de mis coctelerías favoritas condales.
Es un espacio subterráneo, al lado de Plaza Catalunya, que a mí me pasó desapercibido durante mucho tiempo porque en el mismo local comercial, sólo que al nivel de la calle, hay un Bracafé, creo, o algún establecimiento de este tipo que para mí funcionan como repelentes. El caso es que si desciendes las escaleras, el horror exterior de repente se convierte en el sueño húmedo de cualquier amante de los cócteles, el jazz y los ambientes que mezclan al famoseo casposo y a lo más granado de la modernidad local. Pero tampoco aturde el ambiente, se sobrelleva más que bien. Es un problema mayor la cantidad de gente que suele haber que la calidad. Así que si te agobian las multitudes, evita ir en fin de semana.
La carta de cócteles es para perder la cabeza antes incluso de empezar a beber. Es muy extensa y variada y, aún encima, te dan la opción de susituir el alcochol base por otro si el inicial no te convence en cualquier combinado. Yo me vuelvo loca para decidirme cada vez que voy porque siempre me propongo pedir algo nuevo y la oferta es inabarcable.
Los camareros son señores como Dios manda, vestidos de blanco impoluto y con corbata, que si te dicen que han sido extras en Mad Men casi te lo crees, sobre todo de Juanjo. En el local reina el rojo en el terciopelo de sofás y cortinas y la madera en la barra y en el suelo. Las molduras de los techos y las columnas son mi parte favorita de este lugar atemporal.
Ponte tu mejor vestido, siéntate en la barra y créete por un rato que la mediocridad no existe. Mejor si no te giras.

Ay, amigos. ¡Por fin un sitio decadente en Barcelona y que mola! Está ahí mismito, a tiro de piedra del centro (al lado de Plaça Catalunya) y se sale un montón. Tiene todo lo que deben tener los bares decadentes, esto es cócteles, señoras divorciadas con pieles falsas, un par de borrachos que se creen antiguas glorias y casposas actuaciones en directo. Por no hablar de esa ambientación de pseudolujo que tan loco vuelve a cualquiera
La cosa es que no es barato, ni nada que se le parezca. ¿Cómo va a serlo? Si es una coctelería como dios manda, con una carta variadísima (tienen de todo, eso es cierto) y mucho kitsch.
Los cócteles están realmente buenos, pero prueba a tomarte tres y te dejas mínimo 30 euros.

Me encanta el Milano. Su ambientación de coctelería de sillones de terciopelo, las actuaciones en directo, cruzarte en los lavabos con Aída (la actriz) y otros actores nacionales. Pero sobre todo me gustan sus cócteles. Carta de cócteles muy variada. Tienen la decencia de servirte alguna cosa para que el alcohol no baje sólo, aunque sean unos frutos secos, que aunque parezca mentira, en esta ciudad no lo hacen en todas partes.