Esta churrería siempre ha sido ambientada por los jóvenes ya que se encuentra en la zona de ocio donde bares y discotecas de la zona de Marina. La verdad que es bastante mítico podriamos decir que es como un ritual después de las horas de discoteca acercarte por esa churreria y comer unos churros.
Lolo R.
Classificação do local: 5 Madrid
Las veces que voy a Barcelona siempre termino una noche en el Razz. Para mí es un templo, un lugar de peregrinación OBLIGADA. Una especie de oasis con varias salas en las que me gusta la música, puedo bailar, puedo cambiar de sala si me apetece y puedo disfrutar de la noche barcelonesa. Ah, un sitio maravilloso. Pero yo tengo un problema nocturno: me muero de hambre tras una noche de bailoteo y desenfreno. Siempre. Recuerdo que hace como… ¿cinco años? una vez terminamos en un bar más o menos frente al Razzmatazz cuyo nombre, el tiempo y los vapores etílicos de aquella noche, me han hecho olvidar. Allí hacían bocadillos, y era como un improvisado after en el que, si no recuerdo mal, había futbolines y maquinitas de arcade. Otro paraíso en la tierra del que, si alguien recuerda el nombre, que por favor me lo diga. Sin embargo, las últimas veces que nos hemos acercado al Razz no hemos terminado en ese bar de cuyo nombre no puedo acordarme. A cambio, hemos terminado en esta churrería, y tengo que reconocer que hace el mismo servicio. A partir de según qué hora de la mañana, este pequeño puesto se llena de gente que habla sobre ir a un after, sobre ir a una casa de chill out, o sobre quedar por la mañana para hacer brunch. A partir de según qué hora de la mañana, esta churrería rellena las andorgas de cientos de jovenzuelos etílicos que en lo único que piensan es en esa canción de We Are Standard que dice ’07:45(Bring Me Back Home)’. Porque la vuelta a casa, con el estómago lleno de churros y tu cuerpo recuperándose a base de hidratos de carbono y grasaza, se hace mucho menos triste.
Estela C.
Classificação do local: 5 Barcelona
Si el mundo se acabara mañana y me dijeran«solo puede sobrevivir un negocio de Barcelona» me harían dudar mucho entre el Razz y la churrería de Marina. La verdad es que cuesta mucho separarlos, porque aunque la churrería siempre está ahí(twentyfourhoursevendaysaweek) es los fines de semana cuando se vuelve una imprescindible. Es tener una«new years eve» todos los viernes y sábados del año, porque sales del Razz o vuelves de cualquier bar de Poble Nou a las tantas de la madrugada, enfilas hacia el metro de Marina y ahí está, aparece entre la neblina de la madrugada con su olor a fritanga y la promesa de unos churros con chocolate bien calentitos. Y el momento en el que coges esa papelina a las seis de la mañana, te calientas las manos con ella y compartes su contenido con quien te acompañe — e incluso con la gente que pulula por allí — es de lo mejor de la semana. ¡Ojalá no desaparezca nunca!¡ Larga vida a la churrería de Marina!
Bernat C.
Classificação do local: 4 Barcelona
Existe gente que tiene un don. Un algo. Un queseyo, un yoquese. Llámalo equis, llámalo energía. Llámalo, como es el caso, visión comercial. Porque el tío que penso«voy a poner una churrería al lado de la parada de metro de Marina, a ver que pasa» tenia eso. Un genio, amigas y amigos del rock and roll. Un maestro. Un ídolo de masas, aclamado cada noche y recordado por muchos durante las etílicas comilonas de borracho mientras apuras los últimos instantes de una noche que ya se ha acabado aunque trates de empalmarla con la mañana. Aunque, la verdad, a mi me gustaría pensar que todo fue fruto de la casualidad, que un día se aparco el muchacho allí y que descubrió que había negocio. O mejor, que apareció por generación espontánea! Imaginémonos las mentes combinadas de cientos de personas, de miles de personas, del tránsito continuo dirigiéndose hacia el metro para largarse para casa, todos pensando«me comería…», «tengo tanta hambre…», «que buena estaba esa tía»… Entonces, la realidad se retuerce, las probabilidades se alteran, el inconsciente colectivo actúa y la energía y necesidad de miles de personas se acumulan en forma de masa para dar paso a. LACHURRERIADEMARINA! [APPLAUSE] Cierren la puerta al salir, gracias.
Rosa P.
Classificação do local: 4 Barcelona
La noche empieza bien, te vas a la Ovella Negra de Marina, disfrutas de unas cuantas cervezas con tus amigos y cuando ya estáis un poco aliñados decidís ir a Razzmatazz. Unos bailes por aquí, otros por allá, visitas continuas al servicio(maldita cerveza), te encuentras a tu ex, le das un beso, te rechaza, te subes a la tarima y cuando te das cuenta de que estás haciendo el ridículo te bajas, os váis a otra sala y descubres que Michael Jackson ahora mola más, cambiáis de sala y después de descubrir que la electrónica no os va tanto, volvéis a moveros. Te pierdes, das vueltas, sales de la discoteca, llamas a tus amigos, no te contestan, te encuentras otra vez a tu ex, ahora es ella quien te da el beso y te invita a ir dormir a su casa. Camino del metro, tu boca se hace más pastosa, el sueño empieza a asomar la cabeza y empiezas a tener los primeros síntomas de la resaca. Post-fiesta se llama. Ves una luz y oyes una música celestial mientras lees: churrería. Unas patatas fritas con ketchup y mayonesa te salvan de no hacer el ridículo en una noche que se presenta de las mejores.
Mario T.
Classificação do local: 5 Barcelona
Elegida por muchos jóvenes como«after» después de salir por los bares o discotecas de la zona, la churrería de Marina está abierta casi 24 horas al día durante los fines de semana. Por un precio alrededor de los tres euros puedes disfrutar de un capricho dulce o salado, ya sean sus churros con chocolate o sus conocidas patatas con Ketchup y mayonesa. Tienen gran variedad de pastas dulces hechas artesanalmente, así como snacks salados elaborados en el propio establecimiento. El trato es rápido y simpático, tienen buena memoria — si vas casi cada fin de semana, recordarán qué es lo que pides habitualmente — y disponen de justo lo que necesitas a las seis de la mañana después de una noche de fiesta. Es una parada obligatoria antes de volver a casa después de salir por Señor Lobo, Razzmatazz, Merlín u otras discotecas de la zona.