FcBotiga

Visca el Barça. Força Barça. Blablabla. Si eres un fan a morir del fútbol y sientes pasión por este equipo y quieres llevarte algo que sea representativo de tu equipo favorito, tienes que pasarte por esta botiga. Yo no soy muy «pro» merchandising pero si te late, hacelo. Si vas a salir contento como un niño con juguete nuevo, te lo permito. Haz lo que te haga feliz. Allí podrás encontrar futbolines, llaveros, camisetas y miles de «hueveadas» o «tontadas» más con los colores característicos, oooobvio. Un día acompañé a un amigo, él no se quería ir sin su camiseta. Ooooooh, una vez listo, dewww, misión cumplida. No me suena para naaaaada interesante. Es más ver tanta cosa del mismo color me altera las sensaciones. No soy una fan de este tipo de cosas, ya te habrás dado cuenta pero bueno, entiendo que haya gente que sienta pasión por cosas como estas. Ahhhh! Si te pilla muy lejos esta tienda encontrarás oooootra en Maremagnum y ooooootra en la calle Jaume I. Anda ya que seguro que de Barcelona te querrás ir con algo del Barça. No tengo dudas. Voilà!

Soy muy culé.
Es algo que tenemos los catalanes de terra endins, que esto se lleva en la sangre. Tu padre es culé, tu abuelo también, tu tatarabuelo, tu abuela, tu primo, su madre, tu novia, todo el pueblo es culé hasta la muerte.
Que no son de los Boixos porque ya no tienen edad.
Yo tengo edad para serlo, pero tiré por otros derroteros. Soy más de la Meritxell. Que, para quién no lo sepa, es la peña que más ruido y caña mete dentro del Palau Blaugrana.
Y es que, amigos, culé de pe a pa, pero del baloncesto, más que de nada.
Todo esto para decir que, por fin, después de 5!!! años, se ha logrado que en las tiendas del FCB se comercialicen las camisetas de la sección de baloncesto.
La batalla ha sido dura, pero ha valido la pena.
Todos a comprar camisetas del Barça de basket, pero ya! Que vete a saber cuanto duran…

Soy de esas personas ciudadanas de Catalunya que no son del Barça, ni tampoco del Español. No soy de ningún equipo, me da repelús tener que ser de un equipo, y más de estos grandes, internacionales que mueven más dinero que el gobierno y trafican con personas (vale si, compraventa de jugadores…).
Pero el caso es que en mi casa les gusta el fútbol, y cómo no, son del Barça. Así que cuando mi primo pequeño cumplió un año, a mi madre no se lo ocurrió nada más cuco que comprarle una camiseta del barça. Si, si, ¡una mini camiseta del barça!
Primero estuve un poco en contra, pero cuando fui a la tienda a comprarla y vi que todavía había una talla más pequeña, quise morirme. Son tan monas! Me encanta la ropita de niños pequeños, y la verdad es que ver a un niño vestido con una camiseta del barça, de estas que llevan los jugadores altos, atléticos y con musculitos, hace que necesites a alguien que te recoja la babita.
Se la compré. Pero desilusión, queríamos estamparle su nombre en la espalda, y no cabía, es un máximo de 4 letras y resulta que Guifré tiene más. Yo le hubiera puesto Guif, me encanta llamarlo así, pero mi tía me hubiera dado un sartanazo, así que me conformé poniéndole un 1 dorado.
Está tan mono ahora viendo los partidos con la camiseta!

Por razones que ni ahora ni aquí vienen al caso, el pasado sábado –para mi placer estético– me vi envuelto en color blaugrana. Fuimos a la tienda del F.C.Barcelona que hay en las instalaciones del estadio.
El local está bastante bien: son dos plantas de barcelonismo por los cuatro costados. Allá donde miras, ves azul y grana (o turistas, que se entremezclan con los colores hasta crear un tapiz mundial propio de Unicef). Hay de todo: camisetas oficiales del equipo de fútbol, del de básquet, pelotas, peluches, camisetas deportivas o de mil tipos diferentes, vasos, copas, botellas, llaveros, imanes, juguetes, gadgets de todo tipo –tranquilos, no los citaré todos-​.
Me sorprendió que hubiera pocas cosas para bebés (calcetines y poca cosa más; se ve que se les habían acabado los baberos, chupetes y demás); me sorprendió que aún se venda la camiseta del centenario (eso sí que es rentabilizar, y no lo de Ibrahimovic); me sorprendió que hubiera postales de Milito. Aparte de eso, el local es algo oscuro y la música demasiado alta, casi tan alta como para no dejar oír el propio recuerdo del grito del último gol.
Los precios varían pero para ser productos oficiales, del Barça, la LFP, la UEFA, etc., etc., no me parecieron ninguna barbaridad. (¡A diferencia de los precios de la comida del bar de delante!).