El Cubano

Fun, Cuban style bar with great mojitos. It goes until 3, which means it doesn’t really fill up until around 1.
We go there way to often and it is one of my favorite late night hangouts.
Just be warned, the toilets are not very nice.

Uno de los bares más emblemáticos del barrio. La verdad es que desconozco el nombre real del establecimiento (¿hay cartel?) pero he oído varias denominaciones populares: ‘El Cubano’, ‘Ca l’Isidre’, ‘Siracusa amb Progrés’ (la esquina en la que está situado), etc.
El local es una clásica taberna catalana, con encantadoras neveras de obra, con las puertas de madera, mesas cuadradas de toda la vida de mármol y patas de hierro negro. La decoración, sin embargo, y como indica su mote más habitual, mira claramente a Cuba, con fotos, carteles y cuadros que ilustran y/​o aluden a la isla caribeña. La música también es cubana la inmensa mayoría del tiempo, y eso, personalmente, es uno de los pocos inconvenientes del bar: cuando llevo media hora allí, estoy un poco hasta las narices de los metales tan abundantes en la salsa, el son, la guajira, etc. El otro inconveniente son los lavabos, prehistóricos y poco agradables.
Precios bastante decentes, ambiente popular, a veces algo bohemio, algarabía y cascos de cerveza por doquier.

Unos amigos míos viven justo encima de El Cubano y no les hace ninguna gracia. Los pobres, sobre todo en verano, se pasan las noches del fin de semana en vela porque El Cubano siempre está a petar. Y es que, desde hace un tiempo, todos van al Cubano. No me extraña. Mojitos buenos y baratos y ambientazo de gente de todo tipo. Cervezas que se multiplican encima de mesas de mármol o de barricas de madera y copas que van de la barra a las mesas viajando por una cadena de manos. Además, el lugar tiene el encanto de lo viejo que te transporta, de algún modo, a esa Habana decadente retratada en blanco y negro en las paredes del bar.

Aunque el bar se llama ‘El Raïm’, todos los lugareños conocemos el bar como ‘El Cubano’. No hace falta ser muy avispado para imaginarse que el propietario no es ruso y que la especialidad de la casa no es su variado surtido de vodkas.
Efectivamente, se trata de un local regentado por un amable cubano y su gran baza es el maravilloso mojito que sirve, podio indiscutible en los mojitos de la Vila de Gràcia. ¡Ojo aquí! Si cuando os acercáis, alentados por mis expectativas, no encontráis al propietario detrás de la barra, no puedo ofrecer garantías del mojito que se sirva…
El local es un maravilloso y centenario testimonio de nuestro barrio, de nuestra vida. Decorado en mármol y madera de calidad, mantiene todo lo bueno de lo que debió haber sido una vez…