Angel

Me lo recomendó en su momento Jordi del Restaurant l’Estrella, un gran acierto, comandado por el gran Santi, platillos riquísimos en un ambiente que el crea muy especial y acogedor.
Sus vieiras a la plancha con papada ibérica maldonado o los garbanzos con morcilla patatera o la super cecina recién cortada son imprescindibles!
Un acierto siempre.

El Bar Angel pasa muy desapercibido, ubicado en el Born en una calle poco concurrida, se encuentra este restaurante tan peculiar.
Su decoración es de lo más tradicional con algunos motivos originales rondando por sus paredes.
El lugar es pequeñísimo, los fines de semana es imposible tener mesa inmediatamente a no ser que reserves.
La atención del personal es genial, muy eficientes y con mucha gracia.
El establecimiento ofrece una selección de tapas diferentes a lo que nos tienen acostumbrados.
Volveré pronto!

Lo pongo porque ya he visto alguna reseña por el ciberespacio, pero no mola nada porque todavía va a ir más peña, y no va a haber Dios que pille mesa nunca más. El Bar Àngel lo tiene todo para triunfar: simpatía en el servicio, un lugar pintoresco, detalles en la decoración, materia prima de la hostia y experiencia en el ramo de la restauración (la familia tiene más locales por el Born). La carta es cortita y te tienes que dejar aconsejar, pero bueno, vas a flipar igualmente, porque todo lo que he probado es para ponerse a aplaudir y sacar a hombros al maestro. Es delirante que en una calle enana, oscura e intrascendente, se escondan dos de mis restaurantes favoritos: La Estrella y el Bar Ángel. Una sola «queja»: las copas de vino deberían mejorarse, ¡ah! Y que no es para todos los bolsillos…