Cafetería que, si no te han avisado, seguramente no notes. En plena cuesta, cerca de un parque, su toldo oscuro y letras blancas no acaban de ayudar a ver. Pero tiene sus cosas destacables que la ponen un poco por encima del resto de la zona, a mi gusto. Por dentro es pequeñita, con una barra en el centro que hace que sea en buena parte un pasillo con sillas/sofás y mesas en los extremos. Su punto fuerte es el exterior ya que tiene una terracita«empotrada» ideal para el verano, con sofás y muy luminosa. En invierno se cierra, ampliando así un poco el local aunque perdiéndose ese extra que le daba. El café es sabroso, igual que los pinchos que acompañan aunque se han ido haciendo menos generosos con el tiempo. Ofrecen también cañas a un euro y un pequeño servicio de cocina de hamburguesas, que aún no llegué a probar. Como punto negativo/anécdota, los baños. Con un espejo de cuerpo entero que te descoloca según te pones a lo tuyo. No. No lo entiendo. De verdad: P También tiene wifi para los clientes pero no acaba de funcionarme bien por lo que acabo aprovechando la Wifiesfera, que tiene buen rango dentro