Típica venta de carretera. Precios acordes, productos frescos, algunos recién traídos de la huerta, como los pimientos; y platos generosos. El servicio es algo lento pero normal siendo un camarero para unas 10⁄12 mesas, lo que ayuda a pedir un litrito de cerveza en vez de la típica jarra para no tener que esperar mucho entre caña y caña. Muy recomendable los choricitos fritos y cualquiera de las carnes.