Dingy and not very nice bartenders. There are plenty of nicer places nearby. If going to a jail is your thing, drink somewhere else, break the law, get caught, and I’m sure you’ll end locked up in a place more charming than this establishment.
Lolo R.
Classificação do local: 3 Madrid
He ido millones de historias que han sucedido en el Jailhouse. Dos personas que conozco desde hace años pasaron su Erasmus en Copenhague, y el Jailhouse era un poco su lugar de referencia. A su vuelta, de hecho, llegué a conocerme los nombres del staff, de los camareros e incluso de algunos de los clientes. El Jailhouse era una constante en sus vidas, y no pude evitar acercarme a echar un vistazo en las(pocas) horas que pasé en la capital danesa. Lo primero que me sorprendió fue que los daneses siguen fumando en los recintos públicos, tales como bares o discotecas. Ya me lo habían advertido, pero yo no daba crédito: entendía que los países nórdicos, siempre tan avanzados, habrían prohibido el tabaco en lugares públicos mucho antes que en España. Pues lo intentaron, pero fracasaron tanto y el revuelo fue tal que así siguen. Una auténtica pena, se me había olvidado lo que era volver a casa echando una buena peste a tabaco. Lo segundo que me sorprendió fue que el lugar fuera tan pequeñito. Ahora sé que cuenta con un restaurante en la planta de arriba, pero hasta entonces no lo sabía. Básicamente el local es un pasillo, en el que los clientes se amontonan en la barra como pueden. Si tienes un poco de suerte, puedes conseguir una de las«jaulas» que hay al fondo, pero eso solo si hay poca gente. Pese al nombre, pese a las jaulas, pese a los barrotes y pese a que los camareros vayan vestidos de guardias de seguridad de una prisión, el lugar es de lo más decente que he visto en mi vida. Al menos la noche que yo estuve, quién sabe si de cuándo en cuándo los carceleros dan rienda suelta a sus fantasías con los clientes. Pero no, no tiene pinta.