Un café adyacente a nuestra primera opción, que estaba cerrada por fiesta; es bastante mono y familiar por dentro, y tiene una terraza muy maja y tranquila fuera. Su único problema aparente es el acceso a los baños, que es a través de una escalera incomodísima de escalones pequeños y estrechos, en la que es imposible que dos personas se crucen. El café con nata está muy bueno y tiene una presentación curiosa, con la nata montada en una jarrita aparte para que te la sirvas tú a tu gusto. Ah, y son muy majos con los perros, vino uno y le pusieron de beber y comer sin cobrar.