Torres Dolfines Guaraní

Estas torres aparecieron en la zona cercana al río Paraná hace un par de años, vinieron para romper con la clásica arquitectura de la zona imponiendo su tremenda altura y lujosa estructura.
Se pueden apreciar desde muchos lugares de la ciudad, en realidad desde casi todo Rosario se ven. Sea de día o de noche, ya que cuando el sol se esconde éstas se iluminan de tal forma que es imposible no verlas.
Están ubicadas en una hermosa zona de la ciudad, que ha comenzado a crecer y se ha convertido en una de las más costosas y lindas: «Ciudad Rivera».
Estas torres tienen como una especie de barrio privado a su alrededor, es cerrado y dispone de mucha seguridad.
Imagínense lo que son estas torres y lo que vale vivir aquí que varios políticos, famosos y deportistas –como por ejemplo Lionel Messi– tienen departamentos y hasta pisos enteros. Es todo un lujo.
Son realmente hermosas. Y todo aquel que de un paseo por la zona quedará maravillado.

Las torres son parte del paisaje de Pueeto Norte y a decir verdad lo engalanan con sus espectacular arquitectura. Cada edificio cuenta con 42 pisos y un cilindro irregular de color blanco que por las noches se ilumina, cambiando de color en los días patrios o festivos. Es usual ver las dos torres con los colores de la insignia Patria o por ejemplo en diciembre se viste de rojo y verde por la Navidad (desde lejos, en la utopistas o los barrios se divisan sus cilindros iluminados. Las torres tienen una vista increíble al río Paraná y poseen un mirador de 360 grados a la ciudad. Cuentan con gimnasio, piscinas olímpicas, sauna, spa, entre otros servicios. El lujo son su sello distintivo, los pisos y semipisos tienen una superficie de 155 a 390 metros cuadrado, cotizados en dólares y valuados en una fortuna (realmente millonarios). Las torres forman parte del complejo junto con dos edificios aledaños, Nordlink (oficinas de alto nivel, 18 pisos en total) y Torre Embarcadero con 39 plantas de pisos y semipisos residenciales y exclusivos. Desde la isla, el puente Rosario Victoria, los barrios, por toda circunvalación, se las puede observar hermosas, imponentes iluminando las noches, haciendo de Rosario una ciudad más linda.

Cuando se comenzaron a construir esta torres es cierto que fue tema de discusión en todos los rosarinos. A nadie le pasaba desapercibido que en una zona en donde unos años atrás lo único que había era un barrio hiper tranquilo de clase media baja y un par de cerealeras (que seguían operando en el corazon de la ciudad gracias a amparos en la justicia) ahora se estaban levantando las torres más altas del país por fuera de la Ciudad de Buenos Aires.
¿Estába bien? ¿Estaba mal? ¿No le estariamos vendiendo el alma al diablo al cambiar de tal forma el paisaje urbano? A mí tampoco me gustaba nada ese enclave de riqueza en altura en una zona donde el horizonte se veia claro. Sin embargo con el paso del tiempo quedó claro que la costa iba a seguir siendo de acceso público –e incluso se iban a ganar terrenos antes vedados al público– y el siguiente acostumbramiento, las Dolfines me empezaron a resultar cada vez más amigables en el paisaje urbano al punto de que hoy en día me gusta mirar y ver que están ahí. Hace poco, desde el río, un amigo me preguntaba como preferíà la vista de la ciudad, con o sin esas torres gemelas; y la verdad que me parece más lindo que estén.
A cierta gente no le gustan para nada porque dicen que simbolizan la riqueza y demas, e incluso la adjudican al blanqueo de dinero del narcotráfico… yo no lo veo tan distante a lo que pasó en otras épocas; en este sitio están reseñados el Palacio Fuentes, el Cabanellas, el Minetti… todos eran obras ostentosísimas para la época. Bueno, las Dolfines son la manifestación del mismo fenómeno en esta época.
También hay quienes critican al Estado municipal por lo que dicen fue una privatización del espacio público, bueno, fue lo contrario, no hay un solo lugar de Puerto Norte por donde antes se podía caminar en donde hoy no se lo pueda hacer. Pasa lo opuesto, se ganaron (y todavía faltan que se abran muchos espacios) varias hectareas que ahora son de acceso público gracias a las condiciones que puso el Estado.
Dato de color: Se ve que mucha gente no sabe bien el nombre, se les dice Dolfines o Dolfins indistintamente.

Las Dolfines Guaraní se han convertido en un punto referencial de la ciudad que se pueden apreciar desde varias calles. El emprendimiento inmobiliario, inaugurado en 2011, cambió una de las postales de la ciudad. Cuenta con 42 pisos en ambas torres, y 136,5 metros de altura. ¿Qué tal?.
Sus cúpulas de concreto son iluminadas por la noche y cambian su color aleatoriamente, dándole un tinte moderno. El proyecto arquitectónico fue llevado a cabo por los Arqs. Fontán, Pantarotto, Laurino y el Ing. Orengo.
Las torres impactaron entre los rosarinos, nos sólo por la envergadura del proyecto en sí, sino porque causó muchas controversias. Algunos manifestaron su descontento por el cambio en la escenografía local. Otros denunciaron a la Municipalidad de Rosario por haber cedido el espacio a este proyecto privado. Y los que defendieron a las Dolfines lo hicieron por el lado de la apuesta en el crecimiento arquitectónico.
Rosario es una ciudad que ha sabido aggiornanrse a los cambios en la arquitectura moderna. El área de Planeamiento local, realizó un proyecto que contempla dos anillos perimetrales para que Rosario tenga bien dividido dónde se puede construir este tipo de proyectos de Real State con tales dimensiones, y dónde no. La nueva fisionomía mira a las costas de nuestro Paraná, y apuesta a los inversores extranjeros para que se animen a conocer este Rosario capaz de albergar a grandes proyectos de escala mundial.
Una perlita; estas torres son elegidas por muchos jugadores de fútbol, como Messi, y Maxi Rodriguez.

Habría que escribirle a la Real Academia Española para que modifique el significado del adjetivo «IM-​PO-​NEN-​TE», porque son las Torres Dolfines Guaraní de calle Madres de Plaza 25 Mayo 2880 las que mejor representan a esa palabra. Imponente. Porque son tan altas, que podés observarlas desde diversos lugares de la ciudad con simplemente afirmar hacia arriba la vista. Erigidas como departamentos de exuberante lujo, con la mirada hacia el río Paraná, fueron en principio objeto de algunas críticas por parte de algunos pequeños grupos de presión que se indignaban ante la utilización del espacio público para la realización de este megaproyecto privado. Con el paso del tiempo, dichas voces el contra fueron acallándose, quizás por falta de difusión de opiniones en contra, o por simple olvido de la causa. Cuestión que aún al día de hoy, cuando cada rosarino transita por la calle que costea la rivera centro, no deja de obnubilarse ante tamaña obra arquitectónica, digna del excentricismo del que son esclavos los grupos de mayor nivel adquisitivo de la sociedad. Sin embargo, hay cuestiones que la ciudad sopesa como positivas, y es verdad: se ha transformado en una nueva postal de Rosario, así como ya lo es, por ejemplo, el Monumento a la Bandera. Aplausos por diez para estas torres.