— Me pasaron un delivery de comida peruana para pedir. — ¿En dónde queda? — No sabemos Durante mucho tiempo la ubicación de El Encanto fue una incógnita. No porque no existiera el local e incluso funcionara como restaurant con mesas para comer ahí, sino porque nunca lo habíamos visto y entre mis amigos sólo nos intercambiábamos el teléfono. No era tan difícil, sólo había que preguntar cuando llamábamos, pero nos olvidábamos, qué voy a decir. Es que con lo rica que era la comida poco importaba de dónde venía. Empezamos pidiendo arroz chaufa de vegetales, que por lejos es lo que más me gusta de El Encanto. Es adictivo, no sé, puedo abrir la heladera y atacarlo ahí mismo, frío, a la hora que sea. Ni hablar de las sobras convertidas en tortilla, me vuelvo loca. Hacen una jalea de mariscos que está buenísima: calamares, pulpo, pescado, langostinos, todo pasado por harina y huevo y frito. Sí, no hay que esperar algo saludable, sino una bomba deliciosa. Hacen ceviche, rabas, papas a la huancaína, los clásicos. El otro plato que sale mucho, un hit de la comida popular peruana, es el pollo a las brasas, que lo sirven con papas y ensalada. Todas las porciones son impresionantemente abundantes. Aunque seas un asiduo cliente, nunca vas a lograr pedir la cantidad justa para que no te sobre. Y es realmente barato.