Llegamos al lugar un viernes tarde en la noche opr recomendación del chico del hostel… Terribles los sandwichs! Pedimos un «provolomo» y preguntamos si alcanzaba para compartir… menos mal que no pedimos más nada, las porciones son enormes! Un par de días después pasamos a buscar algo para almorzar y nos decidimos por un sándwich de milanesa completo que nuevamente alcanzó y sobró para dos personas. La decoración del lugar no es la gran cosa, es una bar normal, sin mucha decoración. La atención fu muy buena y los precios acordes a las porciones que sirven.