Andábamos con un amigo dando une vuelta por la Recta Martinolli, se nos había pasado la tarde y ya empezaban a dar ganas de tomar o comer algo. Nos llamó la atención un barcito en la mano del frente, y no nos llamó demasiado por su cartelería, ni por un nombre raro o creativo, sino lo que llama la atención es el colorido que se ve desde lejos, y eso se lo da las mesas y sillas multicolores que están puestas en la vereda. No sé si habrá sido porque era día de semana o por la hora pero el bar estaba desierto, así que cuando nos sentamos no tardaron prácticamente nada en atendernos. Esto está más que bien, odio esos lugares que aun estando vacíos se toman hasta 10 minutos para atenderte, no se cuál es la idea… La atención fue muy buena, nos trajeron la carta, yo la verdad que andaba con pocas ganas de tomar alcohol, por lo que me decidí por una gaseosa. Si bien no podré contarles de los tragos del lugar, si les puedo contar de la picada. Voy a hacer un párrafo aparte para la picada porque lo merece, no solo que era muy completa, sino que también tanto el fiambre como el queso eran de excelente calidad, algo que cambia sustancialmente el sabor de una picada. En definitiva, si ando por la zona y tengo ganas de picar algo y no gastarme una desorbitante suma de dinero, Provenca es una buena alternativa.
Sebastián M.
Classificação do local: 4 Córdoba, Argentina
Provenca es un barcito especializado en picadas, montaditos y tapeo en general. Lo primero que llama la atención es lo colorido de las mesitas que tienen en la vereda, pero lo que realmente debería hacerlo es la sanisima costumbre de entender bien el tapeo y darte un plato de, por ejemplo, pinchos, cuando pedís una cerveza. Partiendo de esa base, practicamente todo está bien, además de bruschetas, picadas y gilada de comer con las manos en general, tienen una carta bastante completa con inspiraciones españolas, con bastante pescado, mariscos y cosas de ese estilo que la verdad están muy buenas, las bombas de papa con jamón, que en la carta salen como plato principal, la verdad que con cerveza te podés comer cien, como si fueran tictacs y morir ahí mismo. La atención también es muy buena, me da la impresión de que son los dueños los que se encargan, así que tratan de darle ese plus que por ahí a un empleado le chupa un huevo. No hay lugar para estacionar y, como en toda la recta, hay mucho tráfico, pero no queda más remedio que estacionar en la calle.