Pancho

Tan lacónico como el nombre del local, el dueño de Pancho me explicó que lo que venden es eso y punto. No hay tanta variedad de salsas especiales ni cosas estrambóticas como que la salchicha la envuelvan en panceta y queso o cosas por el estilo. La ventaja es que la atención es rapidísima, el pancho en cuestión no sale casi nada y hacen precio junto con la botellita de gaseosa chica (sabor y marca a elección del cliente). La verdad que está bueno cuando uno quiere llevarse algo para comer en el camino (un mediodía de esos que el centro parece un locro humano burbujeante y uno tiene que pagar cuentas, sin tiempo a sentarse a comer como la gente), así como para los estudiantes (secundarios y universitarios) que pasan por ahí y pueden paliar el voraz hambre adolescente con un pancho económico. Tiene una barra para acodarse y no tener que consumir en el aire. La limpieza es un ejemplo para otros locales del estilo (ojalá lo imitaran, porque la mayoría de los locales de hot dogs no son precisamente el ideal de los controles bromatológico, este sí lo es). A pocos metros de Colón y Gral. Paz, pleno corazón de la ciudad.

Pancho. Sí, así a secas. La belleza de la simpleza, la luz de lo claro, ¿para qué más? Dejáme que te explique esto y vas a ver que un hecho vale más que mil palabras: te recorriste más de la mitad del centro, te compraste menos de la mitad de lo que querías y gastaste el doble. Estás agotado y muerto de hambre. Pero tenés que seguir corriendo por hache o por be. Y en ese preciso momento, un cartel fucsia, de un local escondido te llama con una sola palabra.
Pancho abrió en la ciudad recientemente. Según me informaron mientras me preparaban el sandwich, es una cadena que viene del norte de nuestro país. Mientras charlábamos con el chico que me atendía, muy amable por cierto, me consultaba: ¿pan saborizado con queso o común? ¿mayonesa? ¿queso cheddar? ¿lluvia de papas? (Un sí se escucho a todo).
Tremendo. El local además de ser barato, esperarte en una barra para que busques tu pancho y sigas rumbo sin perder ni un segundo, tiene los panchos más ricos del universo sideral cordobés. El pan con semillas de sésamo es la mejor idea que pudieron tener. Las salchichas son perfectas en su cocción. Con salsa de queso, con pan de queso, te vas como rata contenta que camina por la ciudad.