Museo Anatómico Pedro Ara

A mí me encantan los museos en general, especialmente cuando son de arte, música, antropología, historia, o ciencia. Para mí, una ciudad puede ser juzgada por la cantidad de museos que tiene. Para mí, la mejor ciudad en mi país sería Washington, D.C. porque tiene un montón de museos, casi todos con entrada gratuita.
Acá en Córdoba, hay varios museos de arte y no tantos de las ciencias o de historia. Para mí está perfecto eso, porque me encanta el arte y quiere decir que a los cordobeses les importa más el arte que otras cosas. Hay un par de museos de ciencia, y son muy buenos. Uno es el Museo Anatómico Pedro Ara.
El museo es bastante chiquito, pero muy bien organizado y con muchas cosas interesantes. Como su nombre sugiere, todas las exhibiciones tienen que ver con el cuerpo humano. Tiene más que mil preparaciones anatómicas para ver, algunas totalmente únicas en el mundo.
Podés encontrar ejemplos de malformaciones congénitas, esqueletos, parafinados, preparados de corazón, disecciones de miembros, y mucho más. Hay una colección entera de cráneos que es bastante amplia. La única cosa que yo diría es que este museo no es para personas sensibles que no quieren ver partes del cuerpo humano. Fuera de eso, es un museo espléndido.

Un viernes a la tarde fuimos con un par de amigos (uno estudiante de kinesiología) el lugar no es muy grande pero tiene de todo, es como un gran cuarto o aula con las cosas distribuidas de una manera bastante organizada. Yo nunca me imaginé encontrarme con lo que me encontré, hay cosas realmente sorprendentes. Nos atendió un señor que se llama Juan Manuel que es el secretario de anatomía y se parece al tipo que dejaron duro y lo exhiben como «Cabeza de Viejo», era un señor de 1928 que fue parafinado (es como que le ponen una capa de cera para que se conserve más tiempo, este se conserva desde el 28 así que se ve que funciona) por Pedro Ara.
Juan Manuel sabe muchísimo y tiene una anécdota para cada muestra exhibida en el museo, con cada una se toma su tiempo y te explica para que no te quedan dudas. Yo soy un queso con todas estas cosas y la verdad es que me quedo clarísimo. La entrada es libre y gratuita, así que si queres hacer algo un poquito diferente y raro esta es una gran opción.

Un museo totalmente distinto, no apto para impresionables.
El Museo de Anatomía esta en el mismo Hospital de clínicas. No es muy grande, pero es sorprendente lo que uno puede ver ahí.
No es uno de los Museos más conocidos de la ciudad, en sí yo lo conocí de paso, medio perdida en el Clínicas buscando dónde estaban las salas del médico donde tenía que ir. Salí del médico y me fui a ver que tal el museo.
Fetos sacados del vientre de una mamá que hayan muerto en un accidente, cráneos abiertos que te dan la posibilidad de ver las distinta cortezas cerebrales, bebés con alguna malformación, globos oculares, orejas, etc etc etc…
Casi todo pierde su color original, porque el efecto del formol sobre los tejidos.
No hay folletería que explique la muestra, pero si hay varios carteles explicativos, útiles para quien no sea estudiante de medicina alguna especialidad en la que se estudie el cuerpo y sus partes.
Se dice que varias partes del cuerpo expuestas pertenecen a distintos mendigos de la ciudad cuyos cuerpos no fueron reclamados por nadie.
Puede ser de gran interés para quienes estudien carreras de ese tipo. En mi caso, me sirvió para ver en concreto alguna de las cosas que me daban en la materia de Neurofisiología de la Facu de Psicología, pero también es abierto para algún curioso que decida ver cosas de este tipo. Y repito, no apto para personas impresionables.

El Museo de Anatomía Patológica te deja los pelos de punta.
Está ubicado dentro del Hospital Nacional de Clínicas, hospital escuela muy antiguo que funciona hace más de 100 años en la ciudad. El museo está en la parte norte dentro de este.
Lo conocí en una de las tantas noches que en Córdoba organizaron «La noche de los Museos», noche en la que ingresas gratis a la mayoría de los museos de la ciudad. El listado de opciones en este evento es infinito, pero sin duda este museo estuvo primero al momento de elegir. Y es que no es sólo un museo de anatomía, sino de anatomía patológica. Y el ser humano tiene esa tendencia a ver aquello que nos aterroriza.
Fuimos con una amiga de la facultad, y nos encontramos con distintas salas y muchos frascos y peceras. En vez de preguntar qué vimos, mejor preguntar qué no vimos. Bebés que parecían momias, globos oculares deformes, seres humanos de parafina, disecciones, malformaciones, corrosiones en órganos. Y recuerden la palabra «patológico». Todo fue así.
Al salir del lugar, nos ofrecieron una bebida para tomar. Y como no podía ser otra cosa, era jugo de color rojo.
El lugar está pensado para estudiantes de medicina, y para aquellos interesados en el morbo. Es fuerte visitarlo.

El Museo Anatómico Pedro Ara no solo es un paseo por el lado más insólito de la ciencia (deformidades, patologías varias, distintos tipos de conservación de cuerpos, etc.) sino también por toda una época de esplendor de nuestro país en lo que hace a instituciones. La mayoría de los cuerpos embalsamados que se exponen allí son obras de arte realizadas por el médico español que da nombre al museo; entre otras cosas, quien fuera el encargado de embalsamar el cuerpo de Eva Perón. Se exponen allí numerosos frascos con siameses, fetos con anencefalia, órganos y partes del cuerpo con malformaciones. Está plagado de carteles explicativos sumamente didácticos. Una de las piezas más célebres es la «cabeza de mendigo», que es la cabeza embalsamada de un hombre que mendigaba en la puerta del hospital en la década del ’20. El dr. Ara le prometió que lo inmortalizaría una vez llegada su hora y cumplió: la cabeza data de 1928 y está trabajada en la –por aquel entonces– moderna técnica de parafinado. En mi caso, lo conocí por curiosidad en la época que iba al secundario. No obstante, tuve oportunidad de asistir a una mágica puesta en escena de la obra teatral Woyzeck, de Georg Büchner que se llevó a cabo en 2005: para la misma, se utilizó todo el Hospital Nacional de Clínicas como escenario del drama. Los momentos más intensos (sobre el final) fueron representados en el mismo museo. Una imagen inolvidable. Altamente recomendado para estudiantes (secundarios y de ciencias médicas) así como para curiosos en general y amantes de las artes plásticas.