Juguetería Caramelo

Esta juguetería es un flash, cuando entrás volvés a tener 5 años en cuestión de segundos. Y cuando al rato volvés a tu edad real, te das cuenta que, además de tener una variedad impresionante de juguetes, el arco de precios (y por ende de opciones disponibles, según la ocasión) es igual de amplio. Desde cuatris con batería (ok, carísimos) a bicicletas y monopatines; desde pequeñas fábricas de helado de Frutillitas (lo que finalmente le compré a mi sobrina) hasta pelotas de todos los colores, tamaños y materiales; desde muñecas a personajes articulados de las tortugas ninjas, la lista es infinita. Me llamó la atención la cantidad de instrumentos musicales para niños que hay ahora, más o menos baratos, de mayor o menor calidad, pero en todos los casos un regalo fascinante para un niño (aunque no sé para sus padres, mi hermano todavía me odia por haberle regalado unos timbales de Barbie a mi sobrina). El local es re grande, una antigua casona, de cuyas ventanas cuelgan redes con pelotas, aros color flúor para el ula-​ula y peluches. También venden mochilas, cartucheras y carpetas para la escuela. Ir con un niño puede ser un alto riesgo para la billetera, sobre todo si –como en mi caso– no le podés decir que no a tus sobrinos, nunca jamás. Para peor, reciben tarjetas de crédito.

Esta es una de mis jugueterías favoritas. Estuve la semana pasada buscando un regalo para el hijo de un amigo y me encontré con un montón de variedades a muy buen precio.
Está ubicada a una cuadra de la avenida principal, lo que hace que sea muy concurrida por personas de diferentes zonas. Además, la fachada que tiene realmente invita a entrar. Es una casona antigua, llena de banderines, toboganes y calesitas en la vereda. Algunas veces he pasado y he visto hasta casitas de madera (me recuerdan a mi niñez).
Adentro, como en las viejas casonas, un zaguán y muchos juguetes por todos lados de diversos tamaños y formas que adornan el lugar. También se pueden encontrar disfraces de muy buena calidad, con diseños geniales, a precios muy accesibles y realmente muy por debajo de la media en ese rubro.
La atención del lugar, es de destacar. Siempre muy buena, se esmeran en mostrarte todo y tratar de dar con el regalo justo. Me dijeron que próximamente prometen vender libros.
Además, un detalle singular: Publicitan la juguetería a la vieja usanza: una camioneta pasa la publicidad por un altavoz en las calles del barrio.