Casa Povera

Por poco no es un 5, pero, el diablo está en los detalles, y hubo detalles que no van a evitar que vuelva, pero que podrían estar resueltos con simpleza.
Estas pequeñas cositas son: Las servilletas (no señora, papel para la cena no), Los individuales (no señora, de papel para la cena, con publicidades, no), la música (un housito impersonal que no sumaba ni restaba, y podía sumar), el pucho (el jardincito calefaccionado está re lindo para comer pero si te fuman de los dos lados no).
Todo lo demás, un 6.
Arrancamos con una empanada de la casa, recomendada por alguien de la mesa. DELICIOSA (capaz un poco cara, pero bué, ya estamos jugados), repito DELICIOSA. Frita, y con una salsita de mientón.
Acompañamos todo una limonada de la casa, suavecita y refrescante (hacía frío, pero sumaba).
El principal, sugerencia del día, una magia pura, sorrentinos con salsa de ragú, que también podría ser un ragú con sorrentinos adentro. Delicioso, hipercalórico y llenador, como manda el invierno.
El servicio rápido y cordial, pedí las pastas al dente y respetaron eso que venía rogando hace tiempo.
Te vuelvo en breve che, vamos a ver qué más trae esa carta.

Desayuno en Casa Povera: 4 opciones surtidas en un ambiente relajado, ideal para arrancar el día, especialmente sábados o domingos. La atención es rápida y eficiente. De lo que trajeron: pan y mermeladas caseros, riquísimos. El jugo de naranja no parecía exprimido, pero la las frutas eran frescas. Vale la pena venir y sin dudas vamos a volver.

Es un hermoso espacio, buscábamos un lugar para festejar un cumpleaños al mediodía y con el circuito gastronómico lo encontramos en barrio jardín, precioso la verdad esa mezcla de decoración y productos diferentes con el pequeño lugar para almorzar o cenar, a decir verdad nos encanto, la carta no muy extensa pero realmente gourmet, pedí unos raviolones crocantes con verduras asadas bien diferente a lo tradicional de las pastas. Las opciones en carnes también se veían deliciosas. Es para volver a repetir.

Es un Resto Bar con una casa de venta de objetos de diseño. Ubicado en Jardín Espinosa, en una nueva zona de bares y cafés.
Desde hace unas semanas abren por la mañana para desayunar, ofrecen desde un desayuno simple a uno Americano (que sirve como Brunch)
Para merienda hacen combos con budines, panes y mermeladas, todo muy casero.
Los precios accesibles y el ambiente agradable. La atención muy buena, el lugar siempre esta lleno y no hay que esperar casi nada para hacer el pedido y lo traiga a la mesa.
Para cenar hay tablas de salames y quesos gourmet, sándwiches, ensaladas y algunos pocos platos más elaborados.
Recomiendo para hacer cumpleaños y juntadas con grupos de varias personas.

Casa Povera es uno de los nuevos (resto?)bares de un movimiento pequeño pero interesante que está surgiendo en Barrio Jardín.
A nivel estético, el lugar es súmamente agradable. Combina espacios abiertos y cerrados, la distancia entre las mesas permite relajar y el anexo de una tienda de diseño dentro del bar lo convierte en un destino en si mismo. En general, toda la calle de Casa Povera transmite un muy buen feel.
Dan ganas de ir a Casa Povera. Fui 2 veces desde que abrió hace poco tiempo y quiero volver. Lo que me está frenando para ir más seguido puede definirse en una palabra: sobreprecio.
Para un lugar que se denomina a si mismo una casa «povera» (pobre), realmente sobremarcan lo que ofrecen de un modo un poco brutal. No es que el lugar sea carísimo (los precios son medio-​altos), sino que los costos no se condicen con los productos.
Por ejemplo, tienen un plato de papas especial que por la descripción te parece que te va a volver loco. Lo pedís y lo que llega es un plato de (muy bien elegidas) papas hervidas con piel. Eso, sin más. Acompañadas de unas cazuelitas muy mínimas de salsas ricas.
Lo mismo con las tablas. En el menú, despliegue de parafernalia espectacular. En la realidad, contienen lo que tengan en el momento, y la materia prima es de calidad media para abajo (raro en un lugar de este tipo).
Las empanadas merecen un párrafo aparte. Realmente espectaculares.
En balance, tengo unas ganas locas de volver una tercera vez y encontrarme con un plato acorde a la pinta del lugar. Quiero querer a Casa Povera :)

Casa Povera es un nuevísimo resto bar y casa de objetos de diseño en el pleno corazón de Jardín Espinosa.
De movida llaman la atención las hermosas sillas del jardín y el buen gusto con que está decorado este sector, con mesitas bajas en una parte y otras altas con banquetas más allá.
Al entrar y hacia la izquierda, está el área de objetos de diseño, también elegidos siguiendo un criterio estético que puede o no gustarte, pero es coherente y homogéneo, éso está bueno.
Tienen también un patio genial, arbolado y con mesitas chicas y una mesa grande de concreto con banquetas altas, ideal para barra o grupos grandes.
La carta es muy interesante, hay 3 o 4 entradas (al menos la que pedimos nosotros, para acompañar los tragos, porque ya habíamos cenado, era GIGANTE) un par de tablas y 4 platos principales (trucha, bondiola de cerdo, entrecot y panzotti de cabrito) MUY atractivos.
La carta de tragos está buena, además de los clásicos hay varios tragos de autor que, a decir verdad, al menos en el caso de los dos que probé, son más vistosos que ricos, pero es una buena apuesta.
La atención es muy buena, en ningún momento tuvimos que esperar demasiado ni por la moza, ni por los tragos ni por la cuenta. El servicio de mesa es muy completo, además de unos pancitos calientes con una salsa de queso azul, nos trajeron unos mini traguitos frozen, con sidra y cinzano que estaban muy buenos.
Ah, de día funciona como cafetería, la verdad no presté atención a esta parte de la carta, pero si está elaborada con el mismo cuidado y concepto que el resto, no creo que defraude.
Puede complicarse un poco conseguir lugar (en la calle, con naranjitas) para estacionar de noche, porque entre los clientes del Johnny B Good y los de Wollen y El Almacen, se colma un poco la zona, pero hay que tener paciencia, el lugar realmente vale la pena.