Baluch Backpackers Hostel

Es un lugar en el que se respira buena onda.
Lo conocí hace dos años atrás, cuando unos extranjeros amigos de un amigo mío vinieron a parar acá y los tuvimos que llevar de regreso a este hostel que es donde estaban hospedados. La semana pasada me tocó ir de nuevo, en un tour de hostels que hice por el centro, buscando uno para hacer mi cumpleaños, así que sólo puedo opinar sobre el ambiente y la construcción. Ni me hospedé, ni hice la fiesta ahí, pero para la próxima sé a dónde ir directamente.
Para entrar hay que subir como tres tramos de escaleras. Tocás la puerta y te abre un chico que no sé si es francés o israelita, pero es de lo más piola. El lugar tiene un hall chiquito donde está la recepción y un living con compus con internet, tv y sillones.
No vi malas caras, todos muy amables, se nota que la gente se divierte y la pasa bien. El dueño creo que es el recepcionista, y la atención es como muy personalizada.
Las fiestas se hacen en el living y cobran $ 30 por invitado.
Como hospedaje se nota muy tranquilo por el hecho de que está en un tercer piso así que no se escucha el ruido de la calle (está ubicado en la parte más ruidosa de la calle San Martín), pero no sé cómo será con el tema de las fiestas. Al dueño le gusta mucho la joda y creo que hacen fiestas muy seguido. No es un lugar muy «familiar» que digamos, aunque casi ningún hostel lo es, pero sí algunos son más tranquis que otros.
Según me dijeron los huéspedes que yo conocí hace dos años, el lugar estaba bueno y la pasaban muy bien, pero no sé si es el lugar indicado si lo que buscás es estar re tranquilo y en silencio.

Recientemente fui recorriendo varios hostels por distintas razones. Este en particular queda ubicado en el centro de la ciudad, sobre la calle San Martin.
Terminé en Baluch Backpackers por una fiesta internacional que se venía haciendo ya varias veces: la «International Party». Una compañera mexicana me invitó y ya me adelantó que le había encantado en las ediciones anteriores.
Primero te encontras con un estilo de casa vieja, grande y con bastante para recorrer. Había mucha gente haciendo fila para entrar pero desde ya se notaba la buena onda. Cuando pagamos la entrada, ya en el segundo piso, tenías dos opciones: ir a donde estaba toda la joda, música fuerte, gente bailando (por lo que tengo entendido ese espacio sería como el living); o ir a la derecha a lo que sería una de las habitaciones, donde había una barra más pero con la música más tranqui y sillones para sentarte.
Si seguís subiendo te encontras con otro piso más donde no entré, pero supongo que habrá más habitaciones. Un poco más y te encontras con la terraza que es enorme. Había mucha más gente ahí metida. La onda era muy buena, es genial para conocer gente de todos lados.

Si preferís un hostel más cerca del centro de la ciudad, tenés varias opciones. Todo depende de tus gustos y billetera, básicamente. Si querés conocer mucha gente de todo el mundo, hay un hostel para eso. Si te gusta salir mucho, hay otro, y si querés poder dormir tranquilo no más, hay un hostel así también.
Baluch Backpackers Hostel está con los hosteles un poco más fiesteros y jóvenes. Está a tres cuadras de la Plaza San Martín, y a diez cuadras más o menos de Patio Olmos, un lugar muy bueno para encontrarse con amigos antes de salir a un bar o boliche.
Baluch es una casa muy linda con mucho estilo europeo. Tiene una cocina y comedor amplio y muchos espacios para relajarse y despejar la mente un poco. Eso es muy importante creo, ya que muchos viajeros quedan saturados por tanto recorrer un lugar nuevo.
La primera vez que fui yo, fue para una juntada de un grupo de conversación en inglés que se llama Speakeasy. El dueño actual del hostel es el coordinador del grupo. Es un chico de Australia con muy buena onda y ganas de entretener a sus huéspedes. Siempre hay una salida a un boliche después de Speakeasy, aunque sea un martes.

En lo personal me encanta recorrer hostels porque siempre encuentro gente interesante y buena onda, de todas partes del mundo. Con esa intención llegué a tomar unas cervezas en el hostel Baluch, ubicado en pleno centro de la capital cordobesa.
Se trata de un lugar hermoso y mágico, puesto que es una típica casa vieja (y enorme), de principios del siglo XX. Tiene muchas habitaciones y la arquitectura está bastante bien conservada: se pueden encontrar ventanales con vidrios biselados, pasamanos de madera labrada y pisos impecables de diseños hoy «extintos».
En Baluch, como en la mayoría de hostels, es posible sentarse en el bar y tomarse una cerveza o un fernet por un módico precio. Además, las personas que conozco y que se hospedaron allí reportan buenas experiencias. El dueño actual, un chico muy buena onda de Australia, aporta calidez y buen trato al lugar.
Entre las ventajas de este hostel cabe destacar la cercanía a muchas paradas de colectivos, al igual que su proximidad con el Mercado Norte. Estar a dos cuadras de ese centro comercial permite ahorrar una buena cantidad de dinero y facilita la adquisición de comestibles frescos y saludables.