Alma Belén

Fui hace unos días y es todo lindo. Desde el lugar, la ambientación, la atención de los mozos, la comida, todo. Los platos son realmente exquisitos, bien preparados y el tamaño de la porción es justa para una persona tipo. Existen menúes de pasos, con un precio razonable, en el cual se pueden experimentar distintos platos de la carta ya sean de pasta, pescado o carnes. Lo único que me defraudó en esta oportunidad fue la carta de postres, la cual no parecía muy elaborada. De hecho probamos el cheese cake de chocolate y parecía simplemente un mousse.
En general los precios son adecuados para el tipo de comida, la zona del restaurante y la atención. Cabe acotar un detalle: se cobra un monto de $ 100 por platos compartidos.
Cuento una anécdota para mostrar la buena atención y voluntad de los dueños. Habíamos hecho una reserva hace un tiempo mediante un depósito bancario. Al final no pudimos asistir ese día pero nos guardaron de palabra el dinero que había sido depositado el cual usamos en esta oportunidad (un mes y medio después aproximadamente).

Quedé MUY sorprendido por este restaurant, que pasa casi inadvertido… la comida exquisita, abundante y bien presentada… la atención muy bien, el mozo muy atento y eficaz y los platos salieron bastante rápido.
Pero lo que MÁS me gustó y lo que definitivamente me hará volver, fueron los pequeños detalles, como una granita de «burro» y maracuya, o esa pequeña porción de praliné casero… Mimos, que me compraron… más que recomendable, sin dudas.

Este es EL lugar. Desde el principio nos cautivó por su ambiente tranquilo y amigable. El chef no deja de conquistarnos en cada visita. Los tapeos siempre son una buena opción si no se puede decidir por un sólo plato. Los fiambres de la casa son exquisitos! Y el paté de tomate es delicioso. La atención es muy cálida por parte de Fabricio y Maxi. La granita es siempre una sorpresa y hacia el final… un praliné de la casa muy especial.

Considero que es un lugar que hace ostentación de una carta Gourmet, cuando en realidad se queda solo en la intención.
Mi primera experiencia no fue del todo buena, tuve altas expectativas que el lugar no logro satisfacer.
Estuve hace poco con amigos, ya que nos intereso el menú de tapas. Era muy prometedor y nos tentamos.
El valor parecía muy accesible, cuando llego la cuenta con las bebidas nos dimos cuenta que el costo sobrevaloraba el producto en si.
Las tapas terminaron siendo pedazos de pan, en porciones muy pequeñas, una cazuela de pollo y dos sorrentinos fritos mas algunos adornos más que no eran comida.
Quedamos satisfechos, sí, el precio del menú para dos personas era barato, sí.
La atención es buena, los platos tienen algo interesante pero la ejecución no siempre es lo mejor de lo mejor.

Alta Córdoba es uno de los barrios más gastronómicos de toda nuestra ciudad. Aún así, hay lugares que deparan gratas sorpresas para los paladares exigentes. Alma Belén se caracteriza por una cocina gourmet delicada y creativa a la vez, acompañada de buenas bebidas e interesantes promociones. Una sola vez fui a comer allí y disfruté de un bife de chorizo acompañado de batatas fritas con salsa de hongos que aún hoy lo puedo recrear en mi memoria gustativa. Los precios, como decía, no son un robo sino que están a la altura de lo que pueden dar. Además, se abarata bien con las promociones que ofrecen algunos días. El día que yo fui no hubo promoción, aunque no me quejo para nada del monto abonado. La carta es muy variada y de verdad que hay para todos los gustos. El trato es impecable, atienden rápido pero sin apuro, prestando la atención debida a cada comensal. El ambiente es relajado, no hay ruidos fuertes ni tampoco se llena tanto (al menos, no la vez que yo fui). Aceptan tarjetas de crédito y débito. Lo más copado es que no hacen problema con el cambio y son muy agradecidos con la propina (uno de los pocos lugares que amerita una generosa propina, en mi opinión).

Fuí a cenar a este restaurante esta semana por primera vez desde que vivo en Alta Córdoba y seguramente vuela a ir pronto.
Si lo que estás buscando es una cena o almuerzo relajado (y rico) en un lugar tranquilo este es el lugar ideal, ya que no es demasiado grande, sino del tamaño justo para estar cómodo y la calle donde está ubicada, si bien está a metros de la plaza de Alta Córdoba, es una de las menos transitadas. La comida es riquísima y se nota que esta hecha por gente que disfruta lo que hace. La atención también de primer nivel.
Comí un plato de sorrentinos de salmón (las pastas que siempre son mi primera opción a la hora de salir a comer) y también probé un poco de bife de chorizo. Los platos son abundantes, llenadores y deliciosos. Con respecto a la bebida, yo solo tomé gaseosa pero también tienen vinos y otras bebidas.
Como varios de los restos de la zona Alma Belén es más que recomendable para venir tanto en la semana como en los fines de semana. Los precios no son caros para la calidad y lo bien que se come en este logar. También aceptan tarjetas de crédito.

Amor es lo que siento por Alma Belén. Simple. A MOR.
En un rubro saturado de cosas pretensiosas y biri biri, Alma Belén se destaca por ser discreto y excelente.
La carta ofrece un poquito de todo y muy muy bien preparado. La comida es súper abundante, rica y presentada linda pero sin mucho circo. Si no recuerdo mal, la carta de vinos no es extensa, pero tiene lo necesario.
Un buen dato es que un jueves al mes, ofrecen degustaciones tentadoras, en general con maridaje, por un precio bien accesible. Se hace difícil pasarlas por alto, pero sean advertidos, salís sin poder respirar de tan lleno.
De todas las cosas que he comido ahí, tengo que decir que lo más rico fueron unos medallones de lomo rellenos increíbles, los recomiendo por sobre las pastas, a pesar de que están muy bien.

Un lugar donde podés comer como se dice ahora «comida de autor». Platos absolutamente exóticos. ¿Me creerías si te digo que hay tallarines de naranja o helado de trucha?
En uno de los polos gastronómicos más importantes de la ciudad, Alta Córdoba, se encuentra este resto que es propiedad de dos cocineros que eran los chef del mejor resto de Córdoba. Decididos por la innovación hace algún tiempo abrieron Alma Belén, una casona antigua que le da un ambiente familiar y que en su salón principal muestra un lugar que podría recordarnos a cualquiera de las casas en las que hemos vivido en el pasado. Comer un salmón con manteca de jengibre o un tríptico de molleja riñón y chinchulín con berenjenas puede convertirse en una experiencia irrepetible.
Con una sólida carta de vinos y postres que son difíciles de encontrar en la ciudad de Córdoba en otros lugares. Este lugar también propone una cena en pasos con varias degustaciones que si bien no es lo que yo eligiría, lo entiendo como una experiencia para aquellos que quieren conocer todo el potencial de un restorán.
Si bien el precio de este restorán de gama media, se podría equiparar con los de gama alta de la ciudad no deja de ser una propuesta tentadora para aquellos que quieren un poco menos de glamour y eficiencia gastronómico.

Si me estuvieran por llevar a la horca y me dejaran elegir una última cena, probablemente pediría algo de acá.
En realidad no, pediría que me lleven, porque gran parte del encanto es ir a este pequeño restorán a pasitos de la plaza de Alta Córdoba. No debe tener ni una docena de mesas, la atención es buenísima y todo lo que probamos ahí fue realmente delicioso, las pastas, la carne, no sabría recomendar un plato porque elegir algo random creo que no tiene mayores riesgos. Aún así, si la duda los carcome, el tríptico de pastas o los ravioles de cordero a la plancha son un must.
Si puedo recomendar un postre, el helado de palta casero, realmente delicioso.
Otra cosa para tener en cuenta es que hacen muchas promos los miércoles, cenas de 4 pasos por el precio de una cena con entrada un día común. Reciben tarjetas lo que es bastante cómodo. Si vas en auto podés dejar el auto en la plaza que los naranjitas te lo cuidan.