Fui a Norah varias veces y nunca jamás tuve que esperar. Cada vez que me atienden en la recepción me dicen que tome asiento, y no llego a hacer dos pasos que alguien se asoma de adentro de un box y me dice que pase. Este simple hecho ya es para destacar, porque en general en la mayoría de las casas de depilación te depara una espera. Siempre me depilo con chicas distintas –la que me atienda en el momento– y hasta ahora nunca tuve problemas: todas lo hacen muy bien. Lo malo del lugar son los boxes excesivamente pequeños. Cada vez que me acuesto en la camilla me da la sensación de que una chica alta no entraría ahí. Pareciera incluso que las depiladoras no tienen tampoco mucho espacio para maniobrar, pero se ve que ya están acostumbradas porque lo hacen bien naturalmente. Los precios, creo, son normales para la zona en la que está.