Mural Homenaje a Ricardo Fort

Lo recuerdo como si fuera ayer: caminaba de regreso a mi casa, por la noche, cuando vi una luz a mi derecha que me encegueció. Cuando mis ojos recobraron la visión y giraba la cabeza, lo vi: Ricardo Fort me miraba, me protegía incluso, diciéndome que en vez de mi casa me vaya a Miami. La luz en realidad era un 176 que salía para empezar su recorrido nocturno, y probablemente Ricardo Fort no me dijo nada. Nada que los oídos puedan comprender, al menos, pero que seguramente Mickey Mouse y sus amigos (a la izquierda de nuestro padre todopoderoso) comprendían.
Todas las caminatas nocturnas que reclamaban mi paso frente al mural me dejaban con una sensación de saciedad espiritual, como cuando te comés siete Marroc de una sentada. Con el tiempo noté que se le adicionaban decoraciones al mural de Ricardo, aunque eso hizo que su poderosa voz perdiera resonancia en mi alma poco a poco. Tendríà la boca llena, quizás, o solamente podía decir un hermoso ‘basta chicos’.
Hace unos días pasé nuevamente y no lo vi. Me negué a creer, ¿cómo podría volver a caminar sin tenerlo ahí, cómo recuperar la fe? Sus bendiciones se sentían tan lejanas ahora, ya no podía arrodillarme frente a él para ser absuelta de mis pecados. No quise creer. Seguramente un 176 me había dado de pleno en los ojos con sus luces, o el virus del zika me estaba haciendo delirar cruelmente.
Pero pasé de día, un día nublado y frío, para confirmar que Ricardo Fort, el hombre y el mural, ya no está más con nosotros. Una lágrima con sabor a chocolate FelFort rodó por mi mejilla. No había Paragüitas que pudiera detener esta lluvia en mi corazón.

Ricardo Fort… alto personaje. Uno de los mejores murales postmodernos (?) postmediaticos (?) que pueden existir.
No quiero decir que sea una atracción turistica… peeeeeeero, si estuviese en otro lugar seguro lo seria.

Es un sentimiento. Ricardo, oh Ricardo. No supimos apreciarte en vida como debíamos y ahora tenemos tu legado eterno plasmado en las paredes de Buenos Aires.
El Mural es un homenaje, claramente. Armado con dedicación y cariño. Captura la esencia de Ricardo con plena justicia. Lo que sí, hay que ver de restaurarlo porque algunos sátrapas lo vandalizaron y es un crímen.
Ricardo, oh ricardo.
MIAAAAMEEEEEEEE

Ahora está escrachado, así que tuve que buscar una foto del que fue el original mural.
En la terminal del 176, un pedacito de Buenos Aires se convierte en MAIAME, gracias al mural del que algunos lo llaman por su nombre que fue Ricardo Fort, otros más cariñosamente le dicen Ricky, y luego estamos los que lo llamamos DIOS.
Este homenaje al emblemático mediático, se encuentra ubicado en Fitz Roy y Loyola, rodeado de otros murales con personajes menos importantes y menos conocidos mundialmente, como Homero Simpson por ejemplo.
Si venís caminando, andando en bici o en auto, no olvides persignarte frente al mural del mismísimo Willy Wonka argentino.
Te amamos Ricky, siempre estarás vivo para nosotros.

En pleno Villa Crespo, al límite del cruce con Palermo, se encuentra esta pared convertida en mural homenaje al chocolatero.
En el predio que se encuentra establecida la terminal del colectivo 176 fue pintado en forma de caricatura Ricardo Fort en un homenaje postumo.
La pintura/​el dibujo tiene de fondo imágenes relacionadas a Disneylandia, lugar que visitaba asiduamente Ricardo.
En esa esquina también hay un mural en homenaje a Los Simpsons con diferentes Homeros que se han sucedido durante los años. Están geniales.
Y en la cuadra de atrás hay una imagen de Jack Nicholson en el Resplandor hecha con cerámicas que vale la pena la visita.
Buen lugar para sacar fotos.

Ubicado sobre la calle Fitz Roy entre Castillo y Loyola, en una de las terminales de la línea 176, se ubica el ya famoso mural de Ricardo Fort.
Ricky Fort, figura popular, heredero de la emblemática fábrica de chocolates, príncipe de lo bizarro e innegable representación de todo lo que está mal en la televisión argentina, fue homenajeado por sus fans con este mural pocos meses después de su fallecimiento (en noviembre de 2013).
El mural tiene unos 5 metros de largo, tal vez más, y muestra en gran tamaño y primer plano la cara de Ricky. Como no podía ser de otra manera, se lo situó en su amada tierra capitalista, representada con Disneyland de fondo.
Fui muy emocionada un sábado por la tarde a llevarle, a modo de ofrenda, un cartel con su frase más célebre; para mi sorpresa, me encontré con un mural vandalizado. Algún alma despiadada, con mala intención y muy poca dedicación, dibujó una figura fálica que pone al inofensivo Pluto como portador y la boca de Ricky como receptor. Lo inevitable del arte urbano es que se modifica constantemente, pero creo que esta intervención no fue hecha con fines artísticos. De todas formas el mural puede apreciarse sin problemas y este acto vandálico no hace más que reforzar el homenaje.
Para aquellos que pasen a ver el mural, sugiero que sigan caminando hasta la esquina de Fitz Roy y Castillo que hay un mural muy muy grande de Homero Simpson. Se pueden ver distintas versiones de Homero, todas muy bien logradas.

Si, voy a admitir que es raro tener que calificar un mural, y encima, ponerle cuatro estrellas, pero créanme que se lo merece.
Sobre Fitz Roy, casi llegando a la esquina de Castillo, se puede encontrar el sorprendente mural de Ricardo Fort.
Gracioso, extraño, pero es inevitable pasar y no sacarse una foto para instragramear.
Si fuera sólo el mural del mediático, creo que tendría tres estrellas, pero sobre Castillo, hay un mural de unos 50 metros LLENO de imágenes de Homero en distintos momentos de Los Simpson. Ese mural lo vale todo y le suma una estrella más.
No te digo que vayas sólo para sacarte una foto o admirar las «pinturas», pero… si estás por la zona, no podés dejar de parar 5′, sacar un par de fotos y sobre todo disfrutar el largo mural de Homero.