No tomaste ninguna sustancia y lo que ves es real: Mandala, un local en el pleno bardo peatonal que es Once, promete desde su fachada«ofertas lokas» y da en el clavo. Desde juguetes de personajes absolutamente desconocidos hasta ollas para cocinar wok en este local vas a encontrar cualquier cosa a precios absolutamente insolitos. El auténtico desafio están en responder a uno mismo la pregunta: ¿Esto que estoy comprando sirve de algo?. El ritmo de Mandala es perverso. Entra cuarenta personas, sale sesenta mientras otras diez curiosean en la puerta y otras veinte hacen cola en la caja para pagar. El equipo de atención no supera los diez empleados pero están muy afilados y cobran, envuelven y entregan los productos en un periquete. En los estantes vas aencontrar tuppers, hojas, cuadernos, juguetes, disfraces de princesas, ceniceros, almohadones con la cara de Riquelme y cinturones con el escudo de Ford. Hay de todo, quizás no sirve nada. Una aventura.