Libreria Eslava

Esta librería, a la cual llegamos caminando algunas cuadras desde Palermo hacia el lado de Belgrano, tiene un muy buen servicio de fotocopias, ampliaciones, en general todo lo que hace a gráfica, con muy buen servicio y calidad.
Además es un lugar en el que podemos comprar útiles escolares y elementos de escritorio, desde sobres a clips y lapiceras entre muchos otros, que siempre nos salvan en caso de apuro.
Estos dos puntos son muy importantes en una librería, ya que no hay muchos negocios del rubro en la zona y quienes por allí viven y/​o trabajan deben recorrer alguna distancia para buscar lo que necesitan.
Es un lugar especializado y profesional, conocido en la zona y en otros barrios de Buenos Aires, por su capacidad, responsabilidad y precios.
Entre los servicios que presta están fotocopias, impresiones láser color, bajadas láser, venta de cartuchos y tóner para impresora, anillados, plastificados, sellos de goma y todo lo que hace a este rubro, en evolución constante.
Pero si conocemos la historia de esta empresa la admiraremos más, ya que en otros tiempos fue una importante editorial y distribuidora de libros en idioma ruso o para aprender esta lengua; allí se origina su nombre.
Hace ya mucho tiempo, a mitad del siglo XX, sus dueños eran Wladimiro Liszkiewicz y su hermano, y el lugar era casi el único en que podía conseguirse este material.
El libro que muchos buscaban era el «Manual Elemental de Lengua Rusa» para quienes hablaban español, de Nina Potapova, que tuvo muchas ediciones. Una apareció en Moscú, en 1944, siendo distribuido por Librería Eslava, que llegó a editarlo varias veces, una en 1958. De este libro hay copias en bibliotecas argentinas.
También cerca de 1950 Librería Eslava publicó, como editorial, el libro «Ejercicios de fonética de la lengua rusa», de I.J. Lebnikova.
En el local se podían conseguir libros de estos temas y otros relacionados con la entonces Unión Soviética, siendo durante mucho tiempo un lugar indispensable de consulta y búsqueda en este aspecto.
En aquellos tiempos las cosas no eran fáciles para quienes difundían estos materiales, lo que autoridades de diversos gobiernos hicieron saber con acciones sutiles y otras no tanto a estos hermanos, que sin embargo no se rindieron y siguieron adelante en sus ideales.
Pero los tiempos fueron cambiando y se fueron abriendo otros lugares de venta de libros de temas relativos a cultura e idioma rusos.
La Librería Eslava siguió teniendo fieles clientes y luego se especializó en estos rubros tecnológicos, que las nuevas generaciones de propietarios trabajan con gran profesionalismo.
Si bien el tiempo y los cambios se han ido llevando aquellos románticos sueños editoriales, concretados en tiempos difíciles y cuando los libros se hacían en viejas imprentas con caracteres de plomo, no debemos permitir que queden en el olvido. También en este local cercano a Plaza Italia está presente la historia, aunque no nos demos cuenta en una primera mirada. Alberto Auné