Cafe del Botánico

MEDIALUNAS.
No hay mucho más que decir. Si buscás las mejores medialunas del mundo, están acá.

Fuimos aqui este Sabado. Despues de estar sentado, recibimos la carta. Estuvimos esperando por veinte minutos sin servicio. Salimos despues de esto y no vamos a regresar. La falta de atencion en un restaurante es inaceptable.

Comamos medialunas que lo demás no importa nada. Quiero decir, si tenés las medialunas más ricas qué me importa que tu café no sea el mejor del mundo– aunque es muy rico– o que tu baño no sea de última generación –aunque es limpio-.
La realidad es que el Botánico tiene efectivamente las mejores medialunas del mundo pero además tiene un buen servicio y un rico café y unos sandwiches de miga riquísimos. Es caro? Sí es caro. Está lleno de gente? Sí, está lleno de gente a la hora que sea. Siempre hay lugar pero es un bardo de ruidos adentro y aunque tenés la opción de afuera estar sobre una avenida no hace mucha diferencia con el interior.
Sin embargo el peso de ser el mejor en algo es más fuerte que el resto y de ahí mis cinco estrellitas. No dejen de pasar por este café y si no se bancan el bolonqui pueden pedir las medialunas para llevar en la panadería anexa al bar.
Bonus track: Abrió una sucursal en Güemes y Bulnes que a veces es menos concurrida.

Dios amo las medialunas de manteca de ese lugar! Super recomendable. En cuanto a la cafetería, siempre se llena, hay bastante ruido. Prefiero comprar y no quedarme.

¿Café del Botánico? Debería llamarse «Medialunas de manteca del Botánico», definibles en tan solo cuatro palabras: gigantes, esponjosas, riquísimas, únicas.
El café con leche es rico pero insisto, las medialunas de este lugar son las Messi de las medialunas.
Al lado de la confitería tienen un local donde se pueden comprar para llevar, opción excelente para los que trabajan cerca (y para los que viven también).
El local en sí mismo es normal en su ambientación, con mozos atentos. Para el momento que estuve yo (día de semana a las seis de la tarde) fue bastante tranquilo. No creo que sea tan fácil conseguir lugar un domingo a esa misma hora.

Es un café simpático en una esquina linda aunque bulliciosa. Quizá no es demasiado amplio ni tiene nada especial, pero nada de eso importa.
Hablemos de las gloriosas medialunas de manteca del Café del Botánico, que –no muchos saben– también es una panadería full-​full, con venta al público.
En tres años que llevo en Buenos Aires y probando los ejemplares de cuanto ranking de «Las mejores medialunas de la ciudad» salga en La Nación, Ohlalá, etcétera, ningunas se le acercan siquiera a las de este lugar. Grandes, sabrosas, con gusto a un buen panettone y empapadas de almíbar, son la gloria del arte facturero. Además, son relativamente baratas para los precios de la zona.
Si querés mucho a alguien, recibilo con medialunas del Café del Botánico.
No dejes de probar el resto de las facturas, son ricas también.

OMG las medialunas de este lugar y los sandwiches de migaaa! son una locura.
Siempre voy a comprar para llevar al trabajo, nunca me quedé a comer o tomar café, pero me declaro fan de este lugar. Todo lo que hacen ahi es rico.
Pasen y prueben, no se van a arrepentir.

Las medialunas del botánico son la felicidad mañanera.
Recomiendo el menú de amuerzo y la cheese cake de maracuya.

Las tres estrellas que le pongo al café del botánico se las ganó por: 1) las medialunas. Me acerqué por las recomendaciones que leí de sus medialunas y la verdad es que son tan buenas como dicen. 2) Porque me gustan estas cafeterías clásicas con mozos de profesión para una buena merienda o desayuno. 2) Porque hay otras cosas que me quedo con ganas de probar, y eso suele ser suficiente para querer volver a algún sitio.
Por otro lado hay otras cosas que no me convencen: 1) El café es pequeño y en la vereda tiene unas pocas mesas. Esto de por sí no es un problema, pero demasiado lleno puede dar un poco de claustrofobia. 2) Las mesas de la terraza podrían ser la solución, pero NO en horario punta donde el tráfico de Santa Fe te quita toda la onda zen de estar frente al botánico. Y si Santa Fe está tranquila, buena suerte con la obra que están construyendo sobre ella, justo al frente del Café. 3) Los precios pican…
Seguramente volveré porque me queda muy cerca, y sin duda compraré en la panadería que tienen abierta al lado. Pero no es difícil encontrar otras/​mejores alternativas en los alrededores.

Perfecto para tomar un café o almorzar justo frente al botánico, con sus mesitas afuera y todo. Las mejores medialunas que haya probado. Su cocina tampoco se queda atrás y tienen variedad para todos los gustos. Hacen platos especiales para días festivos (Locro el 25 de Mayo por ejemplo). Tienen panadería con una entrada propia por si quieren llevarse las medialunas! Muy recomendable, pero ojo, no aceptan tarjetas de ningún tipo.

Estuve bastantes meses pendiente a que abrieran este café, que es parte del hotel que se encuentra ahí mismo. Decepción: si bien el look del lugar es tirando a modernoso, la gente que lo frecuenta es sub-​80.
Fui para una reunión de trabajo y, aunque algo caro, estuvo bien. Sólo tomé un café con leche, que llegó con mini vasitos de soda y jugo de naranja y una mini medialuna muy rica. El mozo muy buena onda, tenía un estilo amigable, mucho más relajado que el lugar.
Las mesas que están contra la ventana tienen todas enchufe, bien práctico. Pero la verdad que no sé si vendría a trabajar acá: si bien la atención es buena y el café estaba bien, los precios son caros, la música es demasiado funcional, y la excesiva cantidad de señoras paquetas me tira para abajo.

Siempre están las mismas señoras en la misma mesa tomando el té. El Café del Botánico es un «bar de la esquina», de esos en los que la gente del barrio se encuentra a pasar la tarde, leer el diario y compartir un café.
Está en la esquina de Santa Fe y República Árabe Siria, frente al inicio del Jardín Botánico. En la vereda también tiene mesas bastante solicitadas en el sol de otoño-​invierno.
Es un lugar tradicional, en el que hay que pedirse un tazón de café con leche y las medialunas, riquísimas. También hay tortas cargadas, tartas tipo ricota y pastafrola, bizcochos salados, sándwiches de miga (el de jamón crudo está muy bien). Todo sale de la panadería que funciona al lado, que está conectada por dentro y tiene venta al público. Al mediodía tiene carta de almuerzo, momento que también es bastante concurrido.

Cada vez que alguien menciona a Café del Botánico hago el mismo comentario: «tienen las medialunas más ricas del universo». Lo vuelvo a decir ahora. Es que tienen un tamaño, una esponjosidad, un almíbar que las empapa que las vuelve únicas e inigualables.
El lugar tiene dos entradas: la primera, en la esquina, da a un salón amplio con varias mesas. Pero esta opción sólo es válida en invierno; de lo contrario, es imperioso ocupar una de las mesas de la vereda con vista al Jardín Botánico.
La segunda entrada, ya más instalada sobre la Avenida Santa Fé, da lugar a una parte de «panadería para llevar», en la que una variedad de masitas de queso copan la vista. Si no quieren apersonarse por vagancia, lluvia o cualquier otro motivo poco válido, también tienen la opción de pedir delivery: con un poco de suerte, podrían llegar a recibir las medialunas recién sacadas del horno y calentitas.
Por la calidad, historia, ubicación, o una combinación de todo, los precios son bastante altos, pero al final van a saber que lo vale.

Con una estratégica ubicación, en frente del Jardín Botánico, este es uno de los bares más tradicionales de esa parte de Palermo.
Si se sienta en las mesas de la vereda, las más lindas, trate de no distraerse con el ruido del enorme edificio en construcción cruzando Santa Fe, el atractivo está en las medialunas. También en el resto de las masas, al punto que tiene una panadería completa abierta al público en una dependencia al lado.
El precio es más elevado que algunas de las panaderías cercanas, pero se ha hecho un nombre con sus medialunas en la zona. Los sándwiches de miga también son muy recomendables. Como café es muy clásico, con buenos mozos.