Basílica del Santísimo Sacramento

El Mc Donalds de los casamientos. Santísimo + fiesta en el plaza es El clásico casamiento de gente bien.
Aparte de ser el preferido para las fotos de vestido blanco y de las madrinas vestidas por, antes Benito (quién será ahora?), la iglesia es una parada obligada de quien pase por acá. Es una basílica realmente hermosa, el órgano es de los más melódicos de bs as, el techo, de principios de siglo, es una obra de arte, y si entran no dejen de ver la sacristía que es realmente increíble.

El Santísimo, por como es nombrada en lo habitual, es de las iglesias mas conocidas, lujosas y tradicionales de la ciudad de Buenos Aires.
Esta un poco escondida, hay que buscarla y cuando la encontras te terminas topando con una obra de arte magnifica. Es de estilo ecléctico, en mi opinión de las mas lindas de la ciudad. Aunque no profeses religión, vale la pena por el edificio en si, su fachada, sus vitreauxs, sus detalles en granito azul y bronce y el gran grupo escultórico de mármol blanco.
Otra de las cosas mas interesantes es su historia, esta iglesia fue mandada a construir por Mercedes Castellanos de Anchorena, una de las grandes damas de la sociedad porteña, quien vivía en el Palacio San Martín, en diagonal a esta iglesia.
Un miembro de la familia Anchorena, se enamora de una Kavanagh, que era una familia adinerada de Buenos Aires, pero no patricia, como los Anchorena.
Entonces cuenta la historia que esta iglesia quedo así de escondida, porque como este romance no fue aprobado por la familia Anchorena, Corina Kavanagh, mando a construir el que fue el primer edificio mas alto de latinoamerica, que obstruíà la vista entre el palacio de los anchorena y el Santísimo Sacramento.
Por eso es el día de hoy que si uno quiere ver de frente la iglesia, si o si tiene que pararse sobre un calle cortada llamada Pasaje Kavanagh.
El dato cholulo es que acá no solo se casaron mis papas, jaja, sino que se casaron grandes figuras como Diego Maradona, Valeria Maza. Antiguamente esta iglesia era donde se casaba la alta sociedad porteña.

Lo mejor de este lugar, probablemente, sea todo el diseño del interior. De afuera la iglesia ya resulta atractiva y no es raro encontrarse con una horda de fotógrafos amateurs en el pasaje Corina Kavanagh sacándole fotos a la fachada. Sin embargo, lo más llamativo está adentro. Vitreaux que retratan distintos milagros asociados al sacramento de la eucaristía, pisos de cerámica fabulosos, tallas en madera (miren los confesionarios!). Y eso que aún no mencioné el altar. Esta maravilla es, básicamente, una réplica en miniatura de la iglesia en blanco y dorado, llena de flores y de velas. Seas o no católico, vale la pena ir y mirarla. Las misas en esta iglesia, personalmente, no me gustan. Son MUY tradicionales y se hacen bastante largas. Lo bueno que tienen es el órgano (DIOS SANTO, ESE ÓRGANO), que suele estar acompañado por un cantante (un coro en fiestas más importantes). Te juro que eso te va a elevar más el espíritu que esos servicios eternos.